Cuando el Gobierno se empeña en reducir instituciones del Estado, un senador propone un proyecto de ley para crear una provincia a costa de dividir -o quizá multiplicar- la suya. La sociedad consiente las iniciativas en pro de eliminar entidades y fusionar otras, a fin de reducir el gasto público.
En ese contexto ha surgido el proyecto de ley que convertiría a Las Matas de Farfán en cabecera de provincia, el cual sometiera el senador Félix Bautista, quien representa la provincia San Juan. La iniciativa no solo resulta inoportuna, sino que adolece del viejo vicio de confundir la provincia con el municipio capital.
Solo el hecho de afirmar que el municipio Las Matas de Farfán “será elevado a la categoría de provincia” es un dislate. De ser aprobada, la nueva provincia la formarían los municipios Las Matas de Farfán, El Cercado y Vallejuelo y los distritos municipales Carrera de Yeguas, Matayaya, Derrumbadero y Jorgillo.
Por la equívoca concepción de lo que es provincia, la que se quiere crear llevaría por nombre Santa Lucía. ¿Por qué? Pues, porque esta es la patrona del que sería municipio principal. Se ignora muy frecuentemente que una provincia es la suma de municipios y distritos municipales y que ninguno pertenece a otro.
Ese es solo un aspecto de la cuestión, pero me parece que la mayoría de los ciudadanos se inclinan por rechazar la creación de otra provincia porque es suficiente la subdivisión del territorio nacional con nuevas demarcaciones que solo sirven para aumentar la burocracia estatal, y por tanto el gasto público.
En vez de minifundios con categoría provincial, lo que procede es vigorizar el poder municipal.
Que los municipios tengan los niveles necesarios de organización y de capacidad para ofrecer a los munícipes los servicios que conciernen a los gobiernos locales. Necesitamos fortaleza municipal, más que vanidad provincial.
La provincia es una entidad bastante inorgánica, no aglutina a la población ni sus habitantes se sienten estrechamente vinculados. El municipio, en cambio, es el lugar que genera en su gente sentido de pertenencia. Tiene firmes elementos de identidad, entre ellos su gentilicio.
Nadie exhibe el gentilicio de su provincia (Hermanas Mirabal, La Altagracia, Duarte…), sino del municipio donde nació: salcedense, tenarense, higüeyano, yumero, francomarisano, castillano. La provincia satisface envanecimientos de políticos y aumenta gastos del Estado.
El proyecto fue sometido a estudio. Está en manos de la Comisión de Desarrollo Municipal y Organizaciones no Gubernamentales, cuyo informe ilustrará al pleno del Senado para que pueda competentemente decidir sobre la propuesta. Ojalá predomine la sensatez.