Opinión Articulistas

Patrimonio nacional

Patrimonio nacional

Alberto Taveras

El turismo dominicano es un patrimonio nacional que nos enorgullece, permitiéndonos compartir con el mundo nuestras bellezas naturales y sobretodo lo que somos como pueblo y Marca País.
Recientemente visitamos un resort en la zona este del país. Todo estaba impecable, playas de ensueño, servicio eficiente, instalaciones de lujo. Aunque nos llamó la atención la gran presencia de empleados extranjeros vecinos.

En los últimos años se ha comentado, aunque no siempre con la profundidad que merece, sobre el incremento visible de trabajadores haitianos en los hoteles y resorts de la República Dominicana.
Lo que comenzó como una presencia discreta en áreas de mantenimiento o jardinería, hoy se extiende a cocinas, lavanderías, atención al cliente, actividades, etc.

Qué está pasando realmente? No se trata de discriminación, ni de cerrar los ojos a la realidad de la vecina nación, que vive una crisis humanitaria y política innegable.

Se trata de preguntarnos, cómo en un país con desempleo juvenil y profesionales buscando oportunidades, como el nuestro, se ha llegado a depender tan fuertemente de una fuerza laboral extranjera.

El argumento más utilizado por los empresarios del sector turístico es que “los dominicanos no quieren trabajar en esos puestos”.

Pero, será esto completamente cierto? O más bien, los dominicanos no quieren trabajar por sueldos muy bajos, sin seguridad social, con fuertes jornadas laborales y sin posibilidad de crecimiento? Tal vez ahí está el verdadero problema.

La industria turística es sin duda, uno de los motores de la economía dominicana. Pero también debe ser una industria que eleve la dignidad del trabajo nacional y sus ingresos.

El uso excesivo de mano de obra extranjera puede tener beneficios económicos a corto plazo, pero a la larga, alimenta la informalidad, el desplazamiento laboral y la tensión social.

El tema de la migración haitiana no se resolverá con parches. Necesitamos políticas claras, firmes y humanas. Pero también necesitamos exigir a los grandes hoteles y cadenas internacionales que operan en nuestro suelo que respeten las leyes laborales y que inviertan en la formación y contratación de talento local. Cómo llegamos hasta aquí y en qué momento nuestros hoteles se convirtieron en vitrinas de una realidad migratoria que debemos enfrentar con determinación y justicia.

Como dominicanos, merecemos sentirnos que los hoteles de nuestros país representan nuestra cultura, nuestra idiosincrasia, sobretodo ser parte de su bonanza y marca país. «Porque nuestro Turismo es Patrimonio Nacional».