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Pedir cacao

Pedir cacao

Eduardo Álvarez

Ahora sería algo así como pedir la anuencia a la ciencia y la tecnología. Es asunto de predominio económico, en el que, indudablemente, el capital podría no ser determinante, pero sí necesario.

La expresión en que se origina este artículo nos despierta curiosidad por su peculiaridad. De uso entre hispanos parlantes desde hace siglos, es aún cautivante como lo es el cacao. Expresión de esta región, incluyendo nuestro país, Venezuela, Colombia, México y Ecuador. El dicho retrata la cultura de una época y sus puntales sociales y económicos. 

Las condiciones climáticas y ambientales en estos lados y en Asia, propicias para el crecimiento de este fruto, resultaron en un alto valor comercial ya en la América prehispánica.  Los comerciantes españoles, al exportarlo a Europa, le agregaron valor.

Julio Donis, un reputado experto, nos ilustra minuciosamente sobre el valor y uso del dicho que, desde entonces, significa acudir en auxilio. Con el tiempo se sabría que el chocolate que tanto nos gusta  apenas se procesaba  en Suiza, Alemania, Holanda y Bélgica, y que su materia prima esencial procedía de otras tierras.

“En tiempos de la Conquista, los enviados de la corona española conocieron el valor que los pueblos originarios le daban dicho fruto, a tal punto que el cacao era utilizado como moneda de intercambio; la bebida de cacao era una verdadera exquisitez destinada para una élite”, anota Donis.

Como expresión popular, pedir cacao data de la época de la Colonia, cuando el cacao era símbolo de poder y de prestigio que, además, daba capacidad de intercambio: los negocios se cerraban con cacao. El dicho lleva implícito, como sustrato histórico, la relación de dominio de la estructura económica de aquella época.

A propósito de su impotencia y significación global, el cacao dominicano mantiene un posicionamiento de primer orden que nos enorgullece y coloca en un lugar privilegiado del mercado mundial.  La incursión de nuevas empresas,  como Conacado, ha elevado los niveles de competitividad que posibilitan una mayor penetración del cacao local.

Por: Eduardo Álvarez (cenitcorp@gmail.com)

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