El Gobierno anunció ayer que por el aumento de los casos de contagios de coronavirus en las últimas semanas el país no podrá pasar a la tercera fase de desescalada de la economía a la que se ingresaría hoy.
A causa de ese traspié se frustra el propósito de las micro y pequeñas empresas de hasta 50 empleados que entrarían en operaciones con el 100% de su plantilla de empleados, y de las que superen los 50 trabajadores estarían autorizadas a disponer de hasta el 75% de su personal.
También se tenía previsto a partir de hoy autorizar servicios o cultos religiosos tres veces por semana, lo que no será posible ante el temor de un rebrote pandémico, como apunta el incremento de los contagios y decesos desde el inicio de la desescalada.
El ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, dijo que el presidente Danilo Medina acogió la recomendación formulada por el Comité de Emergencia para combatir la covid-19, cuyo director ejecutivo, doctor Alejandro Báez, dijo que no estaban dadas las condiciones para suavizar y relajar las medidas de restricciones ante la pandemia.
En el boletín 89 de Salud Pública se revela que el lunes se produjeron 415 nuevos casos de contagios, para incrementar el número de infectados a 23,686, con el registro de diez nuevos fallecimientos, para un total de 615 y un incremento en la tasa de letalidad hasta un 2.60%.
Salud Pública anunció nuevas intervenciones en el Distrito Nacional, provincias Santo Domingo y San Cristóbal, identificados como los mayores focos de infección del coronavirus, clara señal de que en esas demarcaciones no se cumple cabalmente con el protocolo de uso de mascarilla, distanciamiento social y lavado frecuente de las manos.
La ciudadanía debería entender que se incrementa el riesgo de que se produzca un rebrote de la covid-19, como ha ocurrido en otros países donde colapsan los sistemas hospitalarios y también las posibilidades de recuperación de la economía, por lo que se requiere que la gente tome en serio la gravedad de la situación sanitaria.
La decisión del Gobierno de no avanzar a la tercera fase de la desescalada de la economía, constituye un traspié en el programa de control del coronavirus que debe servir de advertencia y de alarma sobre el peligro de una desgracia mayor a menos que la población asuma su responsabilidad de observancia y obediencia en todo lo relacionado con medidas de prevención y de contención de la pandemia.
Pero también ha faltado voluntad de las autoridades para hacer cumplir esas medidas de prevención a las que una gran parte de la población no hace caso ante la vista de todos. Es de esperar que en esta ocasión se hagan cumplir las recomendaciones sanitarias para contener posibles rebrotes de la pandemia.