Libre Pensar Opinión

Periodista, ¡no!…

Periodista, ¡no!…

Oscar López Reyes

(y II)
Hoy, 29 años después, 1994-2023, de la sanción del Código de Ética del Periodista Dominicano, también compendio en 10 puntos, en homenaje post mortem a Leopoldo Grullón, los actos contra la profesión periodística:
1.- No transgredir la Constitución de la República, ni las leyes adjetivas.
2.- No desinformar premeditadamente, ni difundir rumores tendenciosos.
3.- No consentir la censura, ni autocensurarse.
4.- No acosar por privilegios o prebendas, mucho menos extorsionar ni aceptar soborno.
5.- No utilizar documentos falsos o de procedencia desconocida, ni usar cámaras ocultas.
6.- No actuar confidencialmente para los servicios secretos ni organismos de inteligencia.
7.- No delatar a personas perseguidas de las cuales haya tenido informaciones o acceso.
8.- No atropellar la dignidad humana, la convivencia social ni los valores esenciales de las comunidades.
9.- No inmiscuirse en la vida íntima de las personas (diferente a la privada), salvo que se quebrante el orden público o acontezcan hechos noticiosos de interés colectivo.
10.- No desacatar la Ley 10-91, que crea el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), su Código de Ética ni los diferentes reglamentos y acuerdos que emanen de sus organismos de dirección.

En lo tocante a la observación de la ética periodística aletea una falacia/mito, impuesta adrede como una coartada/evasiva. La mayoría de los puntos precitados no sean acogidos, y se han vuelto tan álgidos que pocos se atreven a enfocarlos incisivamente.

La primera falacia/mito, la estomacal, parte del criterio de que si el periodista se abraza a la deontología, una hormiguita le perforará el vientre, por la escasez financiera para abastecerse de alimentos.

La segunda falacia/mito postula que quienes acaten el Código de Ética Periodística terminarán en el buche de una hambrienta ballena, o serán triturados macabramente por voces mediáticas bucaneras, malignas y aisladas, y sus sobrevivientes cabellos y dientes transportados, por una avalancha de vientos, a los pasillos y a la caldera del infierno.

“Comunicadores” que no cuentan con aval académico en la carrera y periodistas descarriados se aprovechan de esos decires para asustar y encaramar el chanchullo, sin que los propios medios ni el CDP les ponga freno.


Les refiero que juzgamos y expulsamos del CDP a infractores, y sometimos a la Justicia a 26 propietarios de medios por incumplimiento de la ley de colegiación.

En vez de un exterminio, ganamos 10 procesos electorales en distintas instancias gremiales; recibimos más de 40 trofeos y pergaminos y el más amplio respaldo a mi pequeña empresa de comunicación.Ahora se discute el anteproyecto “Ley sobre libertad de expresión y medios de comunicación” (más actualizado sería Ley de derecho a la información), en el que debe dejarse espacio para los enjuiciamientos judiciales, que son útiles para demostrar capacidad investigativa, integridad profesional y sumisión a las disposiciones legales.