Por: Santiago Martínez
Los afanes de poder, por obtenerlo o por mantenerlo, hombres y mujeres se vuelven irracionales en lucha de competencia de sabiduría política/partidista que al someterse al más elemental análisis semántico y de sentido común se reafirman obnubilados.
Tales evidencias se las encuentran en declaraciones escritas o verbales en los periódicos, la radio, redes sociales y televisión que apoyados en la democracia aguantan todo. En meses pasados se armó un griterío con fuertes quejas de dolor ante el apresamiento del grupo 5G en prisión preventiva. Cantidad de peledeistas sangraban por sus propias heridas en una manifestación de solidaridad y afecto por los detenidos y por otros y otras que están calientísimos con el Ministerio Público, el cuchicheo del pueblo y las redes sociales.
Hasta connotados miembros de los comités Central y Político criticaban duramente al Ministerio Publico y al gobierno tipificando la acción como persecución política contra sus hermanos de partido y de poder.
Igual hacían sus socios congresistas desde sus curules y fuera ellos. Algunos, como su secretario general amenazaban con que podía peligrar la convivencia institucional en algunas entidades. Todos/as al unisonó reclamaban que al expresidente Danilo Medina no se podía relacionar ni atribuir complicidad ni participación en los hechos delictivos que según el Ministerio Publico cometieron hermanos y cuñados suyos, y funcionarios de su gobierno. Su obnubilación, el fanatismo y el amamanto de la teta del Estado no permitieron que reconocieran entre sí, ni que Danilo Medina supiera de los actos delincuenciales atribuidos a sus cercanos familiares.
La dirigencia morada bajo la sombra de Danilo Medina nunca ha reconocido que a él le gusta mentir, como lo evidenció hasta en los momentos más solemnes de su vida presidencial. Los obnubilados defensores incondicionales del jefe de los peledeistas no sabían lo que estaban haciendo los hermanos de Danilo Medina ni el propio Danilo tampoco lo sabia según él mismo, a pesar de que su hermano Alexis Medina tenia tanto poder como su hermano presidente, y los otros hermanos y cuñados juntos podían tanto como el propio Danilo. Era un tiguerage en competencia de quien chupara más la teta del erario inclusive hasta en hecho tan bajo y ridículo como el mochilazo que ejecutó Lucia Medina con el apoyo del entonces director de Inabie, señor René Jaquez y el entonces ministro de educación.
Quizás te pueda interesar leer:https://elnacional.com.do/torturadores-trujillistas/
