Opinión

Presencia económica

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Daniel Guerrero

La balada del TPP
Las negociaciones y firmas de grandes acuerdos comerciales regionales están ocupando un importante lugar dentro de la agenda económica mundial, relegando a un segundo plano la concertación de simples tratados de libre comercio (TLC) entre dos, tres o varios países de una región geográfica.

En efecto, datos recientes (al 7 de abril de 2015) de la Organización mundial del Comercio (OMC) la cantidad TLC suscritos entre dos o más países alcanza los 612, de cuyo universo ya se encuentran en vigor unos 406, los cuales comprenden acuerdos de libre comercio, integración económica, comercio preferencial y unión aduanera. Se trata, obviamente de una compleja telaraña de acuerdos comerciales.

Dentro del escenario continental americano tenemos, por ejemplo, el TLC bilateral suscrito entre Costa Rica-Perú (2013); el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte integrado por Canadá-México-Estados Unidos (NAFTA) que es un acuerdo trilateral que entró en vigor en 1994 y, por último, el TLC concertado entre República Dominicana-Centroamérica- EE.UU. (DR-CAFTA), vigente desde el 01 de marzo de 2006 y que presenta un carácter regional.

Fijemos la atención en los grandes acuerdos comerciales que se están negociando entre países y bloques de países. Tales son los casos del Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión entre Estados Unidos y la Unión Europea (TTIP) y el que se negocia entre los 10 miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Australia, China, India, Japón, Nueva Zelanda y la República de Corea para crear la Asociación Económica Regional Integral (RCEP).

Y el pasado mes de octubre se dio a conocer la noticia de que se ha aprobado, en principio, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) integrado por 12 países (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam) y que concentran el 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial; unos 1,5 billones de dólares en el comercio de bienes y 242 mil millones de dólares en el comercio de servicios.

Pero la principal preocupación para los países que suscribieron el DR-CAFTA con Estados Unidos viene dada por los acuerdos de se suscribieron con Vietnam y Malasia, entre otros países miembros, los cuales son competidores de los países centroamericanos y de la República Dominicana en materia de acceso al mercado norteamericano de productos textiles y la aplicación de las conocidas reglas de origen.

En el DR-CAFTA se negoció una regla de origen sobre la base de la regla de hilaza en adelante (yarn forward). Bajo esta regla, los países del CAFTA-DR tendrán acceso preferencial del 0 por ciento de arancel al mercado de los Estados Unidos siempre que el producto sea elaborado a partir de tela de tejido de punto o de tejido plano de hilaza formada o extruida en cualquier país de la región.

Así, la entrada en vigor del TPP podría significar un grave perjuicio para la industria textil regional. Podríamos estar asistiendo a una sensible afectación a las economías de Centroamérica y la República Dominicana. Y eso lo sabe muy bien el gobierno de Estados Unidos.

El Nacional

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