Opinión

Primer bebé 2019

Primer bebé 2019

Orlando Gómez Torres

El primer bebé nacido en el 2019 en República Dominicana vino de una madre adolescente, continuando la racha de años consecutivos donde el primer nacimiento del año en nuestro país ha provenido de una menor de edad que empezó en el 2016.

Tanto el nacimiento del 2019 como el del 2016 posiblemente vinieron como resultado de lo que la Ley 136-03 define como un abuso sexual, las edades y el estado conyugal de los padres de los nacimientos de los años 2017 y 2018 no fueron facilitados a la prensa, lo que deja abierta la pregunta de si ambos ocurrieron bajo circunstancias similares. Esta es apenas la punta del iceberg en lo que ciertamente podemos catalogar como una pandemia nacional.

La sociedad dominicana, hipócrita como es lo habitual, vive llorándose y dándose golpes en el pecho lamentando feminicidios, la violencia de género, y el trato desigual a la mujer, pero no es capaz de alzar ni una queja creíble frente a una de las causas fundamentales de esos problemas de los que tanto se lamenta, como lo es la violación de los derechos sexuales de niñas y adolescentes. A la República Dominicana no le importa el abuso sexual.

La solución a esos problemas no es física nuclear; educación sexual en las escuelas, acceso a métodos de prevención y persecución del abuso sexual de menores. Pero preferimos acomodarnos en excusas “culturales” para dar cabida a comportamientos inaceptables en una sociedad medianamente civilizada en el Siglo XXI.

Siendo honestos, sería mucho más productivo en materia de prevención de la violencia de género, sacar de los barrios a las fiscalías destinadas para ese fin y reubicarlas en nuestros hospitales, donde ya más de un cuarto de las parturientas son menores de edad, siendo probablemente una cantidad significativa de ellas como resultado de un abuso sexual.

La República Dominicana nunca va a progresar en los derechos de la mujer y en la reducción de la violencia de género hasta que no entienda que el rostro de su tragedia no son las víctimas de feminicidios ni el de una mujer golpeada, sino el de una madre adolescente iniciando temprano en su vida ese ciclo de violencia que eventualmente le llevará a formar parte de las estadísticas.

Podemos hablar de padres irresponsables y hombres depredadores todo lo que queramos, pero tanto el Ministerio de Salud, el de Educación, el de la Mujer, el de la Juventud y muy especialmente el Ministerio Público deben asumir sus responsabilidades frente a este problema.

El fenómeno de la madre adolescente en la República Dominicana es combustible para el ciclo de violencia, todo tipo de violencia, que actualmente nos consume. De nada nos sirve seguir desperdiciando recursos en enfrentar sus consecuencias mientras ignoramos y nos hacemos los graciosos con sus causas.

El Nacional

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