Los extranjeros que en el proceso de naturalización fueron víctimas del desorden y hasta de mafias en el Ministerio de Interior y Policía, hoy sufren las consecuencias de la depuración de esos trámites.

Personas de diferentes países se han encontrado a la hora de renovar un pasaporte con inconvenientes como el de que su nombre no figura en el decreto expedido para tales fines.

Lo curioso es que esas personas pudieron, sobre la base de una certificación, hacer renovaciones en el pasado, obtener cédula de identidad, votar en elecciones y conseguir licencia para portar armas de fuego.

El viceministro para asuntos de Gestión Migratoria y Naturalización, Juan Manuel Rosario, explicó que en aras de la transparencia y del buen nombre del país se tienen que corregir las irregularidades. La tarea es saludable. Y lo sería más todavía si se identifican y someten a los responsables de los trámites falsos.