Con sus últimos actos de violencia las pandillas haitianas vuelven a minar el terreno a las tropas internacionales que intervendrán en el territorio para garantizar la seguridad y el orden.

Las acciones son un desafío para el Consejo Presidencial de Transición, el cual, para más inquietud, no ha consensuado la designación de un primer ministro y es presionado para que destituya al actual jefe de la Policía.

Últimamente la atmósfera lucía más despejada, sobre todo a partir de la habilitación del principal aeropuerto de la nación y la reanudación de la docencia, pero ha vuelto a descomponerse.

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Los pandilleros, que han advertido que enfrentarán a la misión internacional encabezada por Kenia, han elevado las tensiones con sus espectaculares asaltos, que tanto pánico generan en la población.

La presencia de técnicos estadounidenses que trabajaron en la rehabilitación de la terminal aérea de Puerto Príncipe contuvo por un tiempo las irrupciones de los bandidos, a tal punto que se notaba cierta normalización de las actividades.

El panorama no auguraba mayores temores con el anunciado arribo en esta semana de los primeros 200 soldados kenianos para apoyar a la Policía a controlar la violencia y garantizar la seguridad y la gobernabilidad.

Pero las bandas, que se han convertido en un verdadero ejército y, para colmo, tienen el respaldo de muchos sectores, han vuelto a emitir una señal perturbadora con el más reciente asalto.