Editorial

¿Qué hacer?

¿Qué hacer?

Falconbridge ha anunciado la suspensión por dos o tres años de sus operaciones en República Dominicana, perjudicial decisión que provocará la cancelación de unos mil trabajadores y afectará a unas diez mil familias asentadas en la provincia Monseñor Nouel. Aunque ejecutivos de esa multinacional que opera el yacimiento de ferroníquel en Bonao han señalado que el cese de actividades no está relacionado con la negativa de explotación de Loma Miranda, han advertido que solo reanudarían operaciones si obtienen permisos del Estado dominicano, obviamente que para explotar esa mina.

El presidente de Falconbridge, Darren Browden, ha dicho que esa empresa sufrió perdidas en 2012 por más de 15 millones de dólares y advirtió que para reabrir la mina se requiere una inversión adicional de “miles de millones de dólares”, además de una planta que genere al menos 140 megavatios.

Es claro que la única posibilidad de que ese consorcio reanude sus operaciones mineras sería con la concesión por parte del Gobierno del permiso de explotación de Loma Miranda, un promontorio ubicado cerca de La Vega, con riquezas en níquel por valor de más de nueve mil millones de dólares.

Ese cierre, atribuido a reducción en los precios internacionales del ferroníquel, representa un duro golpe para la economía dominicana, en particular para la de Bonao y municipios adyacentes que sufrirían la pérdida de casi mil empleos directos y de otros miles más como consecuencia del cese de actividades de muchas empresas suplidoras de Falconbridge.

No hay indicios suficientes que permitan suponer que el cierre de operaciones de Falconbridge constituye una extrema forma de presión para obligar al Estado a concederle permiso para la explotación del yacimiento de Loma Miranda, pero ha sido la empresa la que ha advertido que reanudaría actividades si logra una licencia por veinte años.

Parecen válidos los argumentos de reducción del precio de la libra de níquel, de más de ocho dólares a menos de seis, así como que la empresa requiere reducir costos y mejorar productividad en la extracción y procesamiento del ferroníquel, pero una programación de esa envergadura no se haría sobre un yacimiento que apenas tiene algunos años de vida útil.

Todo indica que Falconbridge no reanudaría explotación a plenitud del ferroníquel de Bonao, a menos que se le permita “acceso a los recursos mineros situados en nuestras propiedades privadas en Loma Miranda”, que se pretende convertir por ley en un parque nacional. ¿Qué hacer?

Sudelka Garcia

Periodista de El Nacional Digital