La caída en Estados Unidos de los bancos Silicón Valley, Signature y First Republic Bank, este último adquirido por JPMorgan Chase, provoca, entre otros efectos, reducción de los precios internacionales del petróleo, cuyo barril intermedio de Texas se cotizó este lunes a 74,93 dólares para una bajada de 2,41%.

Pese al reiterado reclamo del presidente Joe Biden para que las autoridades monetarias actúen con mano dura ante la crisis bancaria, no fue posible salvar al Republic Bank que tenía 229 mil millones de dólares en activos y otros 101 mil 900 millones en cuentas.

La Corporación Federal de Protección a los Depositantes sólo garantizó depósitos en ese banco por US$173 mil millones en préstamos, 30 mil millones en valores y 92 mil millones en depósitos, para viabilizar la compra por parte del JPMorgan.

Un torniquete financiero de 30 mil millones de dólares no logró contener la hemorragia del First Republic Bank, cuyas acciones de desplomaron en un 80 %, por lo que hoy sus 84 oficinas y todos sus depositantes pasarán a control del banco comprador.

A esa tormenta bancaria se atribuye la notable reducción ayer del precio del barril de petróleo tipo Texas, de referencia para República Dominicana, a la espera aun esta semana de un posible anuncio de la Reserva Federal sobre otro incremento en la Tasa de Política Monetaria.

Ante la sostenida reducción en más de 20 puntos porcentuales en la comercialización del barril del carburante, lo aconsejable sería que el gobierno dominicano revise los precios internos de los derivados del petróleo, así como su política de subsidio.

Resulta muy peligroso pretender jugar a la ruleta rusa con una variable económica como la referida a la factura petrolera y la comercialización interna de los combustibles, con altísima incidencia en el Índice General de Precios (IGP), endeudamiento y déficit fiscal.

Lo cierto es que el precio del petróleo amaneció ayer a US$ 74.93, una baja de un 2,41 %, lo que ya debería reflejarse en los precios de las gasolinas, gasoil y otros carburantes, además de motivar una revisión a la baja de los subsidios a los combustibles.