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¿Quién ganará?

¿Quién ganará?

Ramón Rodríguez

Los grandes líderes conductores de pueblos, siempre han mostrado enfermizo interés por saber anticipadamente los resultados de sus proyectos. Antes de poner en riesgo las vidas de sus pueblos, era preciso consultar al oráculo de Delfos, a pitonisas ”infalibles” o a gitanas profetizadoras de victorias o fracasos.

George Gallup demostró que con rigor científico se podían dar resultados creíbles, al pronosticar la victoria de Franklin Delano Roosevelt sobre Alf Landon en 1936. Gallup no tardó en aprender, al fallar su pronóstico de que Thomas Dewey vencería a Harry Truman, en las elecciones de 1948, que en sólo tres semanas, ocurren variables que pueden hacer cambiar todos los resultados esperados.

Percibimos una guerra de encuestas, que más que influir en el votante, está poniendo en juego la credibilidad de un fenomenal instrumento de trabajo.

A menos de un mes y medio de las elecciones, los candidatos presidenciales están creyendo lo que el sociólogo francés Gustave Le Bon, demostró a finales de siglo XIX y pricipios del XX, de que las masas reaccionaban irreflexivamente, sin racionalidad alguna y que obedecían ciegamente al mandato de un líder ”mesiánico” o carismático. Ya no es así del todo. Jean Lyotard mató los grandes relatos y el protagonismo de la historia, ahora Gonzalo Castillo, Luis Abinader y Leonel Fernández, deberán dar respuesta al individuo y a sus necesidades.

No olvidar que las masas tienen el poder de destruir

Entonces:¿ Quién ganará las elecciones del 5 de julio? Pienso que hay una franja de casi 2 millones de votantes entre los empleados públicos y beneficiarios del gobierno, que no votarán de manera emocional, y solamente darán su voto a quien les dé garantías de que podrán seguir cubriendo sus necesidades básicas. A otros les aterra el pensar que no podrán pagar sus apartamentos si pierden sus trabajos.

Luis Abinader goza de un buen posicionamiento, pero urgentemente debe elevar el porcentaje de personas que tengan fe en que no perderán sus trabajos, mientras que Leonel Fernández y Gonzalo Castillo, deben afanosamente lograr, ”no con la verdad”, sino con la eficacia de la información, como diría, Lyotard, de que son los verdaderos garantes de que las bases moradas, no perderán sus empleos. Quien haga ésto con más eficacia, será el nuevo presidente.

Algo aún queda vigente en la tesis de Gustave Le Bon: las masas todavía tienen el poder de destruir de manera colectiva. Es justo pues, que la Junta Central Electoral haga las cosas correctamente por el bien de todos.

 

POR: Ramón Rodriguez
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