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Con el grito al cielo están los médicos del Cibao, principalmente de Santiago, que enfrentan las dificultades para tratar a las haitianas que entran a parir en esos centros.

Vienen sin ningún tipo de referimiento médico de su país. La situación es grave, porque los galenos cuando llegan estas parturientas no saben qué hacer, algunas de ellas traen enfermedades, en ocasiones infecciosas, lo que complica su estado y a los médicos y las enfermeras que les corresponden atenderlas.

Son mujeres que no se sabe a ciencia cierta su estado de salud, una de las causas de que la mortalidad materna no se podrá bajar mientras se estén atendiendo a las haitianas, muchas de éstas pacientes de alto riesgo, que en Haití fueron atendidas por personas sin experiencia.

En muchos de los centros, los nacimientos de haitianos registrados superan a los dominicanos, algo que va en detrimento de los escasos recursos económicos del sistema de salud del país que apenas alcanzan para cubrir las necesidades de los pacientes nacionales. La situación no es de ahora, viene de lejos, gobiernos pasan y gobiernos vienen y el problema no se resuelve.

Se ha denunciado que existe una mafia que opera estas actividades a las que le han dado un carácter comercial obteniendo pingües ganancias a costa del presupuesto dominicano, que pagan los contribuyentes. Las autoridades del país están en la obligación de enfrentar esa situación para evitar que se siga incrementando.

El Nacional

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