Opinión

Ráfagas Odebrecht

Ráfagas Odebrecht

República Dominicana podrá estar de lo más tranquila, pero no como para considerarse indemne a los efectos de una tormenta que no cesa, que todavía hace estragos en América Latina, como el escándalo de corrupción de Odebrecht. El fichaje del juez Sergio Moro como ministro de Justicia del electo presidente brasileño Jair Bolsonaro, la caída en los tentáculos de la justicia del expresidente peruano Alan García y la sospechosa muerte en Colombia de un testigo clave de las operaciones de la constructora, seguida de la de un hijo por envenenamiento, son señales que por estos predios no pueden ignorarse. Algunos de los que hablaron en Brasil podrían corregir su testimonio para garantizar el régimen de delación premiada a que se sometieron.

Entre los muchos desafíos del Ministerio Público, con todo y que se ufana de la investigación más acabada de la región sobre el caso Odebrecht, debe llamarle la atención que por las conexiones con la trama en Perú tuvo que renunciar un Presidente, Pedro Pablo Kuczynski; que el expresidente Alejandro Toledo, acusado de recibir 20 millones de dólares en soborno, anda huyendo; Ollanta Humala, un exgobernante, y su mujer fueron encarcelados en el marco de las investigaciones, y que García, el único que por ahora permanecía ileso, decidió buscar asilo en la embajada de Uruguay al detectarse que recibió 100 mil dólares de la compañía a través de una compleja red por una conferencia que ofreció en Sao Paulo. Con ellos han sido imputados la principal líder de oposición, Keiko Fujimori, y prominentes empresarios de la nación.

En Colombia, la muerte fulminante del ingeniero Jorge Enrique Pizarro, testigo clave del caso Odebrecht, y tres días después la de un hijo por envenenamiento al tomar un agua que contenía cianuro, provocó tanta alarma que el presidente Iván Duque se mostró partidario de nombrar un fiscal especial para investigar las operaciones de la multinacional brasileña.

El actual jefe del Ministerio Público, Néstor Humberto Martínez, se convirtió en blanco de la ira de diferentes sectores que le han enrostrado su presunto conocimiento, aunque él lo ha negado, de las prácticas corruptas de la empresa en el país suramericano. Al favorecer el fiscal “ad hoc” para asumir la pesquisa, Duque insistió en que en su Gobierno la corrupción tendrá tolerancia cero y en la necesidad de sanciones ejemplarizantes.

Ráfagas tan poderosas son para reflexionar sobre la chapucería con que el Ministerio Público ha tratado de engatusar a la población. Sería devastador que del exterior vuelvan a llegar informaciones que las autoridades obviaron para encubrir a pejes gordos en el ruidoso caso Odebrecht.

El Nacional

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