Santo Domingo.- EFE.- La comunidad de Boquerón, en la provincia de Azua, en el sur dominicano, despidió este miércoles a Rafelín Martínez Castillo, 20 días después de que falleciera en Chiapas, México, en el accidente de un camión ocurrido el 9 de este diciembre y en el que viajaban más de 160 migrantes irregulares.
Es el sexto entierro de un joven dominicano de los once que murieron en el siniestro, mientras cinco familias esperan aún la repatriación de los restos de otras tantas víctimas.
«¡Rafelín, párate de ahí!” gritaba desconsolada una amiga del difunto recostada sobre el féretro, mientras un coro de mujeres la acompañaba en su llanto, sin que la música fuera capaz de ahogar sus lamentos.
La madre tardó en reunir fuerzas para acercarse al ataúd de su hijo y, embargada por el dolor, exclamaba «¡Rafi, llévame contigo!”, «¡Rafi, abraza a mami!”, aferrada a la caja.
Unas 300 personas acudieron a despedir al joven y participaron en la comitiva hacia el cementerio, muchas de ellas llevando una ‘t-shirt’ con la cara de Martínez Castillo impresa en el pecho. “Te recordaremos siempre”, reza en un mensaje en la espalda.
Decenas de manos cargaron el féretro a lo largo de los dos kilómetros que separan la vivienda familiar del camposanto.
Rómulo Terreros, su padrastro, nunca estuvo de acuerdo con el viaje, solo le faltó esconderle el pasaporte para disuadirlo de su propósito.
“Solo tuvimos contacto una sola vez con él desde que se marchó en noviembre (pasado), él invirtió alrededor de un millón de pesos (unos 17.300 dólares) para realizar el viaje. Su sueño era el de todo el mundo- mejorar, lograr otro medio de vida, él era artesano y quería ayudar a su familia”, narró Terreros a Efe.
El pariente del occiso aseguró que debido al esfuerzo de su familia y de varios amigos se logró reunir el dinero necesario para traer al país el cadáver de Martínez Castillo.
“Si hubiésemos esperado al Estado todavía no lo tuviéramos aquí (el cadáver), no se sabe si dentro de un mes, dos o tres meses tendríamos que haber esperado para traerlo”, agregó.
En el último mensaje de audio que recibió uno de sus primos se escucha a un Rafelín entusiasmado con la experiencia que estaba viviendo, tras viajar desde Santo Domingo a Panamá y de ahí a Guatemala, poco antes de que su viaje terminase de forma abrupta.
Pocas horas antes, a unos 25 kilómetros, recibía sepultura el cuerpo de Reyni Guerrero Soto, también víctima del accidente y vecino de Baní (sur), lugar de procedencia de varios de los nacionales dominicanos fallecidos.
Al menos 56 personas murieron en el accidente del camión que transportaba inmigrantes indocumentados y un centenar resultaron heridas, en su mayoría centroamericanos y también dominicanos.
Según el último informe de la Secretaría de Salud de Chiapas, 51 pacientes continúan hospitalizados, la gran mayoría de ellos en estado grave o delicado.
El tráiler donde viajaban los migrantes indocumentados chocó con la pared del muro de un puente peatonal, según el reporte de la Fiscalía de Chiapas.
Tras el impacto, la caja quedó sin el techo para luego volcarse hacia un costado y, a consecuencia del choque, decenas de migrantes murieron en el instante.
Las autoridades dominicanas han confirmado la muerte de 11 de su sus nacionales y todavía tratan de identificar a otros dos, que han sido dados como desaparecidos, mientras que tres más están heridos.