Editorial Opinión

Rebrote de criminalidad

Rebrote de criminalidad

El ministro de Interior y Policía advierte que “la delincuencia no se puede erradicar de la noche a la mañana”, por lo que “hay que tener paciencia”, pero de lo que se padece ahora es un desbordamiento de la criminalidad reflejada en ejecuciones, robos, atracos y homicidios.

Jesús (Chu) Vásquez reconoce que en las últimas semanas la ciudadanía ha sido víctima de “múltiples actos delictivos”, pero debería admitir que literalmente las calles están bajo control de los delincuentes, o que al menos así lo percibe la población.

El mejor ejemplo del desbordamiento delincuencial lo constituye el asalto a un camión de valores dentro de una estación expendedora de gas, del sector Los Mameyes, perpetrado por individuos enmascarados y armados con escopetas y pistolas que cargaron con millones de pesos.

La acción de ese comando armado, captada por cámaras de seguridad, se asemeja a una escena de película, por el control que asumieron de las instalaciones desde el momento en que arribaron al lugar la tarde del sábado a bordo de una camioneta de último modelo.

Más de una decena de personas han muerto ejecutadas o durante atracos perpetrados en el Distrito Nacional, Santiago, Boca Chica, La Roma y San Francisco de Macorís, aunque los robos y asaltos se comete en casi toda la geografía nacional.

Al pedir paciencia ante la ola de atracos, ejecuciones y asaltos, el ministro Vásquez dijo que “estamos formando el primer grupo de policías para que tengan la capacidad necesaria de poder enfrentar el delito”, pero se aconseja al funcionario apurar la marcha o intentar afrontar el crimen con el personal disponible.

La única noticia que se tiene del director de la Policía Nacional, Eduardo Alberto Then, ha sido la ofrecida por el propio ministro de Interior, quien dijo que el oficial viajaría a Santiago para “tomar medidas” ante la escalada de crímenes y violencia que agobia a esa ciudad.

Sin más dilación ni subterfugios, el Gobierno está compelido a mover cielo y tierra para al menos contener el rebrote de delincuencia y criminalidad, las calles están hoy en control de los delincuentes y la ciudadanía presa de pánico.

El Nacional

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