Opinión Carta de los Lectores

Reflujo y diálogo

Reflujo y diálogo

La actividad partidista está en reflujo, y el momento es propicio para el diálogo. En el devenir político dominicano todos temen al diálogo y la concertación, por considerar que aceptarlo es debilidad o una derrota, y no es así. La primera acción dirigida a limar asperezas, alejamientos y resquemores es el diálogo.

En la actividad política todos tienen derecho a tener su punto de vista particular de solución de los problemas, pero para lograr metas es necesario el diálogo. Pero concertación no es a nivel de comunicados de prensa que al otro día se olvidan, sino de planteamientos cara a cara entre gobierno y oposición. Dialogar es buscar soluciones, no aceptar una derrota o flaquezas en las demandas. Difícil de erradicar el personalismo de los partidistas locales.

Luchan dentro del mismo sistema, no tienen ideología definidas, porque a toda luces, lo más importante de la cartilla de hoy es alcanzar el poder. Los partidos tienen como único programa de gobierno a exhibir, llegar al Palacio y luego aplicar lo que consideren de rigor y de utilidad y beneficio para el país.
El diálogo se ve con ojerizas, hay desconfianza total, sobre todo entre los partidos de oposición y el gobiernista. Cada cual manteniendo sus postulados. Es hora de diálogo, y concertación para lograr avanzar.

En el reflujo político, lejos de las elecciones, es más fácil llegar a entenderse, pero para ello hay que dejar los egos, creerse predestinado, y comprender que lo más importante es luchar por el bienestar y el futuro del país.

Pero dentro de los problemas nacionales, fuera de la clase partidista están los empresarios, los trabajadores, la clase profesional, las juntas barriales y las organizaciones populares. Todos deben ir a un mesa de negociación. Vemos los enfrentamientos por salarios y conquistas que tienen permanentes los médicos y los maestros. La punta de lanza de su búsqueda de reivindicaciones es el paro.

Pero bueno es consignar que esas suspensiones de labores no se le hacen al gobierno, sino a los necesitados que van a un hospital o a una escuela. Cuando la actividad política toma cuerpo, las pasiones obnubilan la sensatez y el diálogo se hace casi imposible. De ahí que se debe aprovechar el reflujo de hoy, cuando los precandidatos comienzan a sacar la cabeza. El liderazgo máximo partidista debe tomar la palabra y dar un paso hacia el diálogo y la concertación.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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