El presidente Luis Abinader pasará a la historia como el mandatario en ejercicio que con mayor nivel de aceptación popular y absoluto control político de los principales órganos de gobierno propone desprenderse de parte de ese dominio para limitar el exceso de poder en un régimen presidencialista.

Los dos primeros asuntos de su propuesta de reforma constitucional plantean extender la llamada cláusula pétrea a la fórmula actual de repostulación presidencial por un período y reforzar la independencia del Ministerio Público con la designación del Procurador General por el Consejo de la Magistratura.

Por experiencias pasadas, parte de la clase política que juzga por su propia condición, tiene dudas de la sinceridad del mandatario quien, para reafirmar su convicción sobre el límite a la mal denominada reelección, plantea también una disposición transitoria que ratifica él no volverá a ser candidato.

Las otras dos cuestiones, agregadas al anteproyecto de reforma, implican la reducción en 53 de la matrícula de 290 de la Cámara de Diputados y la unificación de elecciones generales presidenciales, congresuales, municipales y de organismos internacionales, el tercer domingo de mayo a partir de 2032.

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Estas propuestas han sido debidamente divulgadas por Abinader e incluso ha usado las facilidades de la tecnología para realizar un sondeo espontáneo mediante la aplicación de WhatsApp que permitió validar, en más de una 95% de las casi 115 mil respuestas favorables, los objetivos del mandatario.

Las propuestas son perfectibles y por eso el Consultor Jurídico abrió espacio para escuchar aportes de juristas especializados, aunque al margen de esto, con su plan de reforma constitucional, Abinader se consagra como político atípico, fuera de serie que dejará legado institucional con el blindaje de la Carta Magna.