Opinión Articulistas

Reformasde Abinader

Reformasde Abinader

Luis Pérez Casanova

El presidente Luis Abinader se consagró como estadista desde su primer año de gestión con la capacidad que desplegó, reconocida por organismos internacionales, para convertir a República Dominicana en uno de los primeros países que se sobrepuso a la pandemia del coronavirus y sus consecuencias.

Al iniciarse el actual período el mandatario estampó su impronta con la reforma constitucional que impulsó para consolidar el sistema institucional y ahorrarle a la nación el trauma de modificar a la ligera la Carta Magna con la finalidad de consignar la reelección presidencial.

La reforma constitucional es de por sí un legado histórico del mandatario, suficiente como para él considerarlo un homenaje personal a la memoria de su padre, José Rafael Abinader, un empresario y político que en su dilatada trayectoria llegó a jugarse la vida y enfrentar todo tipo de presiones en defensa de los intereses nacionales, los derechos y el bienestar de la familia dominicana.

Pero la realidad es que esa valiosa reestructuración de la Carta Magna no basta para modernizar el Estado y mejorar las condiciones de vida de las presentes y garantizar el futuro de las nuevas generaciones. Sin la construcción de obras e inversiones en educación, salud, vivienda, energía y transporte, que por el deterioro que se observa no resisten más postergaciones, no hay seguridad de esa base que se necesita para sustentar el desarrollo económico y social.

El presidente Abinader tiene que abocarse a una reforma fiscal, bien estructurada, para aumentar las recaudaciones, crear las condiciones para emprender esos proyectos y dejar de depender del endeudamiento para cualquier pequeña obra. Relegar a eficientes y leales colaboradores para economizar recursos, como en efecto ha ocurrido, no es la mejor de las decisiones. El momento es para el Gobierno apoyarse más en los suyos.

La reforma fiscal se ha evidenciado más que necesaria pues con la persecución de la evasión y la racionalidad al máximo del gasto no se obtendrán los recursos que se necesitan para los proyectos obras que por negligencia, incapacidad o desinterés de pasadas administraciones se han ido postergando.

Todo el que tiene ojos para ver sabe que de no ser por una gestión transparente, que ha aprovechado al máximo los recursos, y la cercanía, honradez y sinceridad del presidente Abinader las tantas necesidades acumuladas representarían una bomba de tiempo.

Habrá disgustos en algunos sectores, pues hasta las amnistías crean malestar, y la oposición, que no tuvo el valor de emprender la reforma para no lesionar su capital político, que perdió de todas maneras en las elecciones, hará todo lo posible para satanizarla.