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“Una tragedia, tragedia, tragedia»: el relato humano del apagón que dejó a pie a miles de dominicanos

“Una tragedia, tragedia, tragedia»: el relato humano del apagón que dejó a pie a miles de dominicanos

Un grupo de personas camina varios kilómetros por la falta de transporte debido al apagón nacional./Foto Olga Lidia

SANTO DOMINGO.- “A mí me duelen los pies y los tengo hinchados”. “Nunca pensé, ni había pasado una pela así”. Con esas palabras, doña Francisca Pérez intenta resumir la odisea que vivió ayer durante el apagón nacional que dejó a oscuras el país y paralizó por unas siete horas el Metro y el Teleférico de Santo Domingo.

Como miles de dominicanos, su día se convirtió en una lucha por llegar a casa. Doña Francisca caminó casi siete kilómetros desde la avenida Doctor Bernardo Correa y Cidrón, cerca del malecón, donde trabaja, hasta la avenida de Los Mártires, próxima al Puente Presidente Peynado.

Cientos de personas esperaron por horas un transporte para poder regresar a sus hogares debido al apagón nacional./Foto Olga Lidia
Cientos de personas esperaron por horas un transporte para poder regresar a sus hogares debido al apagón nacional./Foto Olga Lidia

Antes de lanzarse a esa caminata, esperó más de una hora en la estación Joaquín Balaguer, con la esperanza de que el metro retomara su servicio. Pero el tren nunca llegó. “Me devolví a la oficina, cansada de esperar”, cuenta. Media hora después, decidió emprender su camino a pie rumbo a su hogar, en Punta, Villa Mella.

“Desde allá —dice señalando la avenida Correa y Cidrón— hasta la avenida de Los Mártires caminando, y no era uno ni dos, éramos cientos de gente”, recuerda, todavía sorprendida.

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La experiencia del apagón fue calificada como una ‘tragedia’ por los afectados que lucharon por volver a casa

En medio del caos, una pequeña “guagüita platanera” se convirtió en un alivio momentáneo. “Nos montó a unos cuantos hasta la Hermanas Mirabal, y ahí nos quedamos otra vez, esperando un carro. Hora muerta, nadie aparecía”, dice con resignación.

Después de una larga espera, finalmente logró abordar un carro que la llevó hasta la avenida Charles de Gaulle. “Lo cogí y de ahí para acá —dice refiriéndose a Punta— gracias a Dios todo estuvo más cómodo”.

Ya en casa, con los pies hinchados y el cansancio a flor de piel, doña Francisca respira hondo antes de repetir lo que más le marcó del día:
“Una tragedia, tragedia, tragedia, lo que viví ayer por el apagón”.