Retornar al sistema de reparto en lugar de la capitalización individual, como pretende el diputado Pedro Botello en su ya abierta y descarada intención de hacer colapsar el sistema previsional de la República Dominicana, equivale a una locura que sólo cabe en la mente de quien ha perdido la más mínima noción de lo que es el país, sus instituciones y el interés general que debe prevalecer por encima de cualquier proyecto o apetencia personal.
El sistema de Reparto ha tenido un record mundial de fracasos donde ha sido implementado y aquí tenemos el desastroso ejemplo del descalabrado Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), por lo que constituiría un grave error volver a repetir semejante esquema.
El sistema de reparto nació con la promulgación de la ley 18-96 y con la creación del ya eliminado IDSS en el año 1962, el cual en las últimas décadas fue un pasivo institucional y laboral del Estado Dominicano que conllevó grandes trabas al igual que la inadaptación al sistema Dominicano de la seguridad social, amparado bajo la ley 87-01.
Es cierto que el sistema de reparto amparado bajo la responsabilidad del Estado Dominicano en la ley 18-96 cumplió un rol sumamente importante para los trabajadores de la República Dominicana, en especial para los sectores de la construcción, cañeros y zonas francas a lo largo de más de cuarenta años.
Pero como todo en la vida debe actualizarse y este sistema no tuvo la responsabilidad de hacerlo, entonces nació el Sistema Dominicano de la Seguridad Social y con ello el sistema de capitalización individual para que los trabajadores puedan junto a sus empleadores aportar a un sistema que garantizaría pensiones adaptadas a los aportes individuales de cada trabajador.
De esta forma quedó atrás un sistema manejado por el estado Dominicano yque aúnen la actualidad enfrenta miles de solicitudes de pensiones pendiente de respuestas, dada la incapacidad del antiguo IDSS y las actuales autoridades de presentar a lo largo de los años una pauta para que puedan obtener una pensión los trabajadores que aportaron las cuatrocientas cotizaciones requeridas.
Y todavía arrastrando este pesaroso lastre, el cuadro se ha visto agravado por las amenazas y maniobras de Botello y también por los recientes escándalos con las pensiones otorgadas a los cañeros que en la actualidad están en confrontación con las autoridades porque apenas unas cuantas han sido otorgadas, a pesar de las promesas recibidas.
La Seguridad Social ha sido la conquista más importante que el pueblo dominicano y la clase laboral ha tenido en las últimas décadas, y así lo ha reconocido el sector sindical sensato y responsable, al igual que el empresariado comprometido con preservar la paz social, que es el principal aval con que cuenta una nación para progresar y desarrollarse en convivencia civilizada.
Ahora, en medio de signos palpables de recuperación económica y la lucha contra la pandemia del Covid-19 logrando avances para el retorno gradual hacia la normalidad, han resultado muy alentadoras y pertinentes las propuestas presentadas por expertos y representantes de sectores importantes de la vida nacional para una reforma de la Ley de Seguridad Social que la actualice al tiempo presente, además de fortalecer y hacer más eficaces y expeditos sus mecanismos en favor de los afiliados al sistema.
Ante nuevo panorama, lo sensato y prudente para beneficio del país en su conjunto y en particular para los afiliados y la clase trabajadora, es mantener el sistema de capitalización individual y desechar los proyectos absurdos de un legislador como Botello que solo vende sueños que terminarían en estremecedoras pesadillas.
Por: Joel Rodríguez
Experto en Seguridad Social