A partir del mes entrante los agentes de la Policía devengarán, según el ministro de Interior, un salario de 20 mil pesos dispuesto para mejorar sus condiciones de vida. No solo por tratarse de una promesa de campaña del presidente Luis Abinader o como parte del proceso de reforma del cuerpo, la decisión se corresponde con la labor que efectúan los uniformados para preservar el orden público y la seguridad ciudadana.

Sin embargo asoman sus reservas. En primer lugar que se dispusiera el reajuste sin que se completara el necesario proceso de depuración de la nómina del cuerpo. De acuerdo con las propias autoridades hay más de 13 mil agentes que son hasta beneficiados con ascensos que solo cobran sin prestar servicios a la institución.

Es injusto entonces que el que trabaja y el que no trabaja disfruten de los mismos beneficios. Y no parece, en segundo lugar, que la Policía esté en condiciones financieras de tirar el dinero por la ventana con un reajuste generalizado de salarios sin ningún tipo de control.

Si se ha completado el proceso de depuración, que no es así, el reajuste podría hasta aplaudirse toda vez que se ha previsto hasta el riesgo que corren los agentes en sus funciones.Justo el sábado fue asesinado en pleno cuartel de la sección Majagual, en Azua, el agente Deivi Gómez Alcántara, cuando cumplía con su misión. Todos los agentes no pueden entonces ser medidos con la misma vara respecto al reajuste salarial.