Aunque el Gobierno la ha encarado con la responsabilidad que la tragedia amerita, la explosión que por ahora ha dejado 27 muertos, y más de 50 heridos en San Cristóbal es también un desafío sobre la seguridad laboral.
Además de los muertos y lesionados la explosión, que se dice se originó en una ferretería, causó cuantiosos daños materiales en empresas y comercios, así como en viviendas y vehículos.
La primera tarea es asistir a los heridos y buscar a los desaparecidos, así como auxiliar a todos los damnificados. Pero el suceso obliga no solo a una exhaustiva investigación para determinar las causas, sino a revisar el protocolo sobre las empresas que utilizan materiales inflamables en su proceso de producción.
Tiene que evitarse a cualquier precio que por negligencia o dejadez se repitan tragedias como la de San Cristóbal, que han causado tanta consternación en la población.