Opinión Carta de los Lectores

Revolución e intervención

Revolución e intervención

Cartas

La meditación sincera es necesaria cuando se conmemoran 60 años de la revolución de abril del 1965 y la posterior intervención militar norteamericana.

La violación del derecho constitucional y el golpe de Estado a Juan Bosch propiciaron la resistencia que dio pie a la utilización de la fuerza armada levantando el retorno a la constitucionalidad sin elecciones.
Los militares constitucionalistas tomaron la decisión firme de darse un abrazo con el pueblo, entregarle armas, y ser tajantes y firmes en que el país debía sobreponerse al Triunvirato, cara visible del gobierno golpista.

La revolución fue respaldada por la mayor parte de las fuerzas armadas y el pueblo en lucha, que logró mantenerse firme ante el avance de las tropas de San Isidro, que en el puente Juan Pablo Duarte mostraron rasgos de derrota y dieron marcha atrás.

Fue el momento en que el gobierno norteamericano dispuso una intervención militar, para tratar de ahogar en sangre y por la fuerza a la triunfante revolución de abril.

Con el establecimiento del cordón de seguridad y el exterminio de los combatientes de la zona Norte de la capital, la revolución perdió fuerzas, y cercada en Ciudad Nueva solo le quedaba el camino de la negociación.

Hoy hay que enseñar a las nuevas generaciones, del hecho hacen sesenta años, el grave peligro de la violación de las normas constitucionales y de hacer valer el principio del respeto al derecho ajeno, para que florezca la paz.

La organización de Estados Americanos sirvió de punta de lanza para tratar de dar basamento legal a la intervención norteamericana, formando la mal llamada fuerza Interamericana de Paz. Allí se reafirmó el descrédito internacional de la OEA.

La iglesia católica también tiene que hacerse la autocritica por ser el brazo ideológico ejecutor del golpe de Estado, y tratar de desacreditar a la revolución de abril. Nunca ese espíritu crítico ha estado en la jefatura del clero.

Los dominicanos hoy deben hacer la firme promesa de que lucharán por la paz, por el desarrollo, por el respeto de los derechos humanos, sin caer en violaciones constitucionales o en aventuras golpistas.

La revolución de Abril y el rechazo a la intervención militar norteamericana tienen un recuerdo permanente en el corazón y la conciencia de cada dominicano. Reconocimiento a todos los mártires de abril. Sesenta años después vale la pena seguir un movimiento unitario, que sirva de ejemplo a cada uno de los dominicanos.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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