
Fotografía de archivo del presidente de EE.UU Donald Trump (d) Elon Musk (i). EFE/EPA/FRANCIS CHUNG / POOL
No estaba en el guion una ruptura tan ruidosa, que de lo político ha descendido a lo personal, entre el presidente estadounidense Donald Trump y su principal asesor gubernamental, el magnate Elon Musk.
El detonante ha sido la ley fiscal que Musk ha criticado al considerarla tímida, pero las alusiones personales remiten a contradicciones más profundas.
Por qué, por ejemplo, tenía Musk que sacar a relucir que Trump está vinculado con el pederasta Jeffrey Epstein o que el actual mandatario ganó las elecciones gracias a su contribución.
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Puede colegirse que el propietario de Tesla se sintió traicionado por su otrora amigo con relación a la reforma fiscal para reducir el déficit financiero del Gobierno. Pero tras la cordial despedida de Musk durante una rueda de prensa acompañado de Trump parece que apareció algún ingrediente explosivo.
Hasta ese momento las relaciones se veían normales y en el encuentro con la prensa ambos lucían relajados.
Trump ha declarado que está decepcionado con su antiguo asesor para la reducción de la burocracia e impulsar la eficiencia administrativa, pero ha guardado silencio sobre las alusiones personales.
Si bien el desenlace de la confrontación es una incógnita, la verdad es que no se vislumbraba una ruptura tan violenta y en tan corto tiempo entre el presidente Trump y el hombre más rico del mundo.
Lo político no ha causado tantas interrogantes como las comprometedoras acusaciones personales.