El secuestro y asesinato de un empresario, cuyo cadáver fue encontrado en una finca de Villa Altagracia, constituye un sonoro mensaje sobre el sicariato y la inseguridad. No hay que especular sobre las características sino auscultar un suceso que llama la atención de la población.
Richard Bolívar Santana Santos fue secuestrado el 10 de diciembre en un negocio de su propiedad en la autovía del Este, según su viuda, por cuatro hombres que se identificaron como miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas.
De Santana Santos jamás volvió a saberse hasta que el cadáver fue encontrado hace unos días sepultado en unos predios agrícolas. La viuda Luisa Miledys Medina dijo que puso la denuncia en la Policía y que se movilizó sin mayores esperanzas de encontrar con vida a su marido.
Amén de las explicaciones sobre los motivos del caso las autoridades deben verlo como un desafío a la seguridad ciudadana. El caso tiene que aclararse con todas las consecuencias que demanda para la seguridad. Bajo ninguna circunstancia se puede dejar que prospere en el territorio con ningún propósito la industria del crimen.
