El 29 de diciembre del 2020, mientras Luis Mejía Oviedo bajaba ‘’ las escalinatas’’ del Comité Olímpico Dominicano (COD), tras renunciar a la presidencia de esa entidad rectora del olimpismo, con él se marchaba el último líder carismático, con personalidad atrayente y con el magnetismo de generar confianza a la institucionalidad.
Luisín Mejía no recurrió a la conocidísima frase del rey francés Luis XV: ‘’ Aprés moi le déluge’’, »después de mí, el diluvio», pero lo cierto es, que partir de su salida, todo un diluvio de incredulidad anegó los pasillos del Comité Olímpico Dominicano.
El 1ro de diciembre se llevaron a cabo las elecciones del Comité Olímpico, siendo elegido Garibaldy Bautista, como presidente, José Manuel Ramos, vicepresidente y Luis Chanlatte, secretario general, en un acuerdo tripartito que hizo posible derrotar a Antonio-Colin- Acosta, quien días antes lucía invencible.
Es desconsolador, frustrante, inconcebible, que al momento de escribir estos párrafos: ‘’ jueves a las 4: 17 p.m., el nuevo comité ejecutivo no se haya reunido y peor aún, que se hayan ofrecido varios cargos unilateralmente sin la anuencia del comité electo.
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Parece que sus nuevos miembros no tienen conciencia plena de la situación real de esa entidad y la esperanza que los sectores del deporte han depositado en ellos. Ignoran que se juegan su prestigio.
Digámoslo con más claridad: los electos han sido capaces de reunirse por separado y todavía no lo han hecho como comité ejecutivo.
No nos engañemos, el Comité Olímpico Dominicano está en bancarrota y con la actitud que hasta el momento han asumido Gary, Ramos y Chanlatte, quienes conforman un liderazgo colectivo, se toma el riesgo de que tengamos algo peor que lo que estaba y se inicie una lucha absurda entre esos tres grupos que se juegan el poder muy tempranamente, en vez de buscar soluciones institucionalmente.
El nuevo COD está obligado a enviar señales de cambio. Es urgente mostrar los rostros de los encargados de cambiar la imagen de la entidad, pero también, deben de entender, que hay personas honestas y con experiencia en el área técnica- administrativa que deben conservarse.
Duele admitir que los nuevos miembros del COD han comenzado a fallar. Apuesto a que haya una reacción positiva, y solicito a los presidenciables, que guarden sus proyectos del 2026, pues es muy temprano, carajo.
Si fuera asesor del amigo ministro, Francisco Camacho, le aconsejaría, a no procurar ni un centavo más para el COD, hasta que no perciba un cambio de actitud.
El COD está quebrado y las cosas han comenzado muy mal, pero todavía albergo esperanzas en el liderazgo compartido de Gary, Ramos y Chanlatte.
Por: Ramón Rodríguez
centrodeidiomaswashington@gmail.com