Se reciben indicios alentadores que ayudarían a consolidar la esperanza de que la inflación podría iniciar el retorno a sus niveles de antes de la pandemia, pero aun no parece aconsejable desatar amarras de políticas monetarias y fiscales que ejercen relativo control sobre el Índice General de Precios.
La baja en el precio del barril de petróleo WTI, que se cotizó ayer a 89,05 dólares, y la caída en seis décimas en el Índice de Precios al consumidor (IPC) al mes de julio en Estados Unidos, serían como luces que avizoran el comienzo del fin de la crisis mundial.
A pesar de esas buenas nuevas, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo mantienen vigentes sus agresivas políticas de incrementos en las tasas de interés como forma de reducir la demanda de las grandes economías hoy sobrecalentadas.
La tasa de variación anual del IPC en EE. UU. se mantuvo en 8,5 % y la inflación acumulada este año en 6,3 %, con el agravante de que los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas se incrementaron en 1,1 %, hasta situarse su tasa interanual en 10,5 %, lo que indica que la espiral inflacionaria todavía agobia a esa nación.
Estados Unidos es el principal socio comercial de República Dominicana, cuyo intercambio comercial es deficitario en más de US$4,000 millones anuales, además de que la ralentización de la economía estadounidense se reflejaría negativamente en indicadores nacionales como remesas, turismo, zonas francas e inversión.
La reducción en los precios del petróleo representa un aliciente para la economía dominicana, pero la cotización actual aun no libera al Gobierno de los subsidios a la comercialización interna de los combustibles, porque el precio estimado en el Presupuesto General del Estado es de 62 dólares el barril.
Se resalta que la tendencia a la baja en los precios del crudo se reflejaría en una sustancial mejoría en la cadena de suministro de bienes terminados y materias primas, en razón de que el 80 por ciento de las mercancías se trasladan por vía marítima y que los buques operan con derivados pesados de petróleo.
Aun así, debería tomarse en cuenta que los precios del gas natural están hoy en su máximo histórico, sin muchas posibilidades de que cambien su curso alcista dado que Rusia ha anunciado recortes en el suministro de ese combustible a Europa a través de sus gasoducto, por lo que se presagia un invierno difícil en el viejo continente y aquí, carestía de la factura eléctrica.
Las noticias sobre reducción en los precios del petróleo y disminución en la tasa de inflación de Estados Unidos se reciben con buenos augurios, pero sin excesivo optimismo, porque no hay diagnóstico tan sólido como para decretar que la economía mundial ha salido de cuidados intensivos.