Editorial

Síntomas preocupantes

Síntomas preocupantes

Hace tiempo que la sociedad dominicana padece síntomas cada vez más graves que evidencian la presencia en su anatomía de una tumoración moral, que por su malignidad y rápida expansión, requiere de urgente intervención de todas las instituciones nacionales para evitar que la metástasis se vuelva indetenible e incurable.

Ataviada por su crecimiento urbanístico vertical o lacerada por extendidos asentamientos de miseria o marginalidad, las ciudades metrópolis albergan poblaciones moralmente menos asépticas y más proclives a asumir normas o comportamientos divorciados de lo que una vez fueron acendrados valores familiares.

Nunca antes la colectividad estuvo expuesta a espectáculos tan denigrantes como la acción premeditada de un individuo que en pleno desarrollo de un partido de béisbol correspondiente a la Serie del Caribe se lanzó semi desnudo al terreno de juego portando en las espaldas la bandera nacional.

Ya son débiles los pilares que sostienen el ensamblaje ético y moral de la sociedad, tanto así que flagelos como la corrupción, prevaricación, prácticas desleales de comercio, prostitución, libertinaje, inobservancia de la ley, corroen su estructura desde arriba hacia abajo.

Es motivo de pena, vergüenza e indignación los vídeos que se convirtieron en virales en las redes sociales, en uno de los cuales se observa a una estudiante con uniforme de colegio practicarle sexo oral a otro alumno y en el otro que capta el beso de dos niñas también estudiantes.

Se sabe que en la nueva era del Internet y de la mentada Aldea Global, un país del tercer mundo como Republica Dominicana es objeto de intenso bombardeo de modo de comportamientos y costumbres ajenas, que colisionan con valores y tradiciones autóctonas, cuya infección contamina y pervierte todo el tejido social.

Hoy, más del 25 por ciento de las parturientas que acuden a maternidades públicas tienen edades que oscilan entre 12 y 17 años, lo que indica que el sexo irresponsable inunda a la sociedad y socava al tronco familiar. Desde grandes metrópolis se alienta a la juventud para que incursione en droga, sexo y homosexualidad.

Envuelta en la vorágine de una modernidad mal entendida y un libertinaje que devora todos los escrúpulos o recatos, la República presenta claros y preocupantes síntomas de padecer un carcinoma moral que urge extirpar antes de que inhabilite todo el tejido social.

El Nacional

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