Editorial Opinión

Solidaridad

Solidaridad

El mundo ha sido convulsionado por los dos terremotos de 7.8 y 7,5 grados en Turquía y Siria, que causaron miles de muertos y heridos, la destrucción de miles de edificios, infraestructuras viales y edificaciones históricas, una catástrofe que sume en dolor y desolación a esos pueblos milenarios.

Los seísmos provocaron más de 5,000 muertos y más de 24,000 heridos, cifras que aumentarán en la medida que brigadas de socorristas levanten escombros en las zonas devastadas donde colapsaron más de 17 mil inmuebles, incluidos tesoros arquitectónicos declarados como patrimonio de la humanidad.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha dicho que su país vive la mayor tragedia desde el gran terremoto de Erzincan en 1939, que dejó más de 30 mil fallecidos. En Siria, país afectado por una guerra civil, se han registrado más de 500 muertos en zonas controladas por el Gobierno y 700 en el lado de los rebeldes.

Por tratarse del mayor terremoto registrado en Turquía y Siria en más de tres décadas, que se sintió con fuerza en Líbano, Israel, Chipre y Jordania, crece el temor de que el número de fallecidos y heridos aumente significativamente al paso de las horas.

Más de 45 países, incluido el vecino Israel, han ofrecido ayuda a los gobiernos turco y sirio, pero el nivel de destrucción de aeropuertos y carreteras hace difícil articular la asistencia que incluiría brigadas de médicos e ingenieros para atender heridos y remover escombros, así como distribución de alimentos, frazadas y medicinas.

Las sacudidas se produjeron sobre las zonas de mayor movimiento sísmico en el mundo, pero también en territorios de constantes conflictos étnicos, políticos, territoriales y religiosos, como los que sostienen Turquía con el Kurdistán, o la guerra civil de Siria, que lleva 11 años, en la que ha intervenido el ejército turco.

Los ruegos son para que Estados Unidos y Europa volteen rostro hacia la zona de desastre con la misma intensidad como lo han hecho en favor de Ucrania, sumida en el desastre de la guerra, aunque Ankara y Damasco no requieren de tanques ni misiles, sino de equipos médicos, de ingeniería, alimentos y medicinas.

Gobierno y pueblo dominicanos dirigen hoy sinceros votos de solidaridad hacia los gobiernos y pueblos de Turquía y Siria, que sufren las consecuencias de cruentos terremotos causantes de miles de muertos y heridos y destrucción de miles de edificaciones, carreteras, puentes, puertos y aeropuertos.

El Nacional

La Voz de Todos