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Sombras en Procuraduría

Sombras en Procuraduría

Luis Pérez Casanova

Ninguna otra designación en el gabinete causó tanta satisfacción como la de Miriam Germán en la Procuraduría General de la República. En medio de sonados escándalos  de corrupción se tenía la esperanza de que en cuestión de días las cárceles estarían llenas de políticos que amasarían una cuantiosa fortuna que no pueden justificar con el salario devengado. No ha sido así.

Al margen de que el sistema judicial tiene su propio procedimiento, la gestión de Germán Brito ha dejado mucho que desear en cuanto a la aclaración de muchos escándalos. No importa que se haya encarcelado a hermanos del expresidente Danilo Medina, a un mayor general del Ejército y a exfuncionarios relacionados con alarmantes irregularidades. En los procesos, revestidos de protagonismo mediático, los cabos sueltos que han quedado se prestan a confusión.

Si se comienza por el principio los casos que no se han aclarado heredados de la pasada administración plantean las primeras interrogantes. El más ilustrativo es el del Inaipi (Insituto Nacional de Atención Integral a la Pimera Infancia).

Esa investigación aparentemente se ha estancado y no se sabe por qué. Pero también se ha atascado el caso del Plan Social de la Presidencia bajo la gestión de Iris Guaba y la pesquisa para establecer la veracidad del patrimonio declarado por legisladores  pasados y presentes, y de gente de esta administración.

Sin hablar del caso Odebrecht, se ignora en qué han quedado los interrogatorios a Yokasta Guzmán, ex directora de Compras y Contrataciones Públicas; Diandino Peña, ex director de la Opret; Donald Guerrero Ortiz, ex ministro de Finanzas; Simón Lizardo, exadministrador Banreservas; la ex ministra de la Juventud de este Gobierno, Kimberly Taveras, y del actual alcalde de Pedro Brand, entre otros. La Operación Antipulpo, Coral y Medusa no compensan las omisiones. Tampoco el hecho de que la propia Germán aclarara que se investigan 400 expedientes relegados o archivados por su antecesor.

A raíz de la Operación Antipulpo, los procuradores adjuntos declararon, como en otros casos, que había personas con más jerarquía involucrados en los escándalos que se atribuyen a los detenidos que todavía no acaban de aparecer. Por falta de recursos o lo que fuere la Procuraduría no ha aclarado ni siquiera el supuesto atentado de que sería víctima la adjunta Yeni Berenice Reynoso por su labor contra la corrupción.

No hay, pues, que dar muchas vueltas para concluir que en este primer año la Procuraduría, con la solvencia moral y profesional que se reconoce a Miriam Germán, ha quedado lejos en satisfacer las expectativas de la población al menos en cuanto a  la corrupción.