¿Qué Pasa? Articulistas Entre cielo y tierra

Sorpresa en la calle

Sorpresa en la calle

Mary Leisy Hernández

El buen arte callejero es ignorado por muchos, incluso por los que pagan altas sumas para reservas anticipadas a conciertos y espectáculos bien publicitados. A la mayoría, lo gratis o lo que cuesta poco no lo motiva, aunque sean unas manos prodigiosas las que le saquen sonidos celestiales a una guitarra u otro instrumento.

La prisa, los compromisos previstos y los afanes por hacer y tener, hacen que pasen desapercibidos espectaculares muestras artísticas en las calles del mundo.

El pasado fin de semana me sorprendió en plena calle la samba, el swing, el pop, la batucada, el jazz en sus diversas manifestaciones y ritmos de diversos países. Me detuve en cada escenario, lo pospuse todo y comencé a tararear, a mover los pies y disfrutar como si el mundo se fuera a acabar mañana.

Un setentón me invitó a bailar y acepté: bailamos las interpretaciones de un grupo africano y aunque nunca había danzado ese ritmo, logramos armonizar muy bien. Luego nos movimos a otra tarima y frente a ella, niños y adultos bailaban la música de un grupo irlandés.

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Así era el ambiente en todos los pequeños y grandes escenarios preparados para la ocasión en diferentes puntos estratégicos del centro. No era precisamente arte callejero, era el Jazz Festival Bruselas, del que solo me enteré mientras caminaba por la Plaza Grande de esta ciudad europea, una ciudad en la que la lluvia y el frío son tan comunes, como el sol y el calor en mi patria caribeña. Por cierto, la lluvia también estuvo junto al público del festival.

Vale la pena detenerse a disfrutar de buen arte en la calle cuando este nos sorprende. No siempre es buena música ni buen talento. A veces la indigencia invita a algunos a hacer intentos. Por suerte, la calidad se siente a leguas. Mejor aprovechar, dejar que el arte nos mueva, nos enriquezca por fuera y por dentro. Marilei@hotmail.com.