La tensión entre Washington y Moscú no ha hecho más que elevarse, y por ende en el planeta, tras el despliegue de dos submarinos nucleares ordenados por el presidente estadounidense Donald Trump.
El emplazamiento de las naves ha sido en respuesta a la advertencia del expresidente ruso Dimitri Medvédev , vicepresidente del Consejo de Seguridad, de una posible guerra entre Estados Unidos y Rusia.
Mientras Trump ordenó desplegar los submarinos, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció que había comenzado la producción de misiles hipersónicos, los cuales serían desplegados en Bielorrusia en los próximos meses.
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Aunque no pase de una mera demostración, el despliegue de los submarinos tiende a aumentar la incertidumbre que ya estremece al planeta ante una eventual confrontación.
Trump dijo que ordenó el emplazamiento de las naves por si las declaraciones de Medvédev, que calificó de insensatas e incendiarias, “fueran más allá”. El elevado tono con que reaccionó Rusia ha disparado las alarmas. Medvédev dijo que Trump juega al ultimátum con su país, pero que debe recordar que Rusia no es Israel ni Irán.