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También PRM

También PRM

Los programas de asistencia social de los legisladores no solo eran malos durante la gestión del PLD, sino bajo la actual del PRM.

Los senadores y diputados oficialistas, que tan costosos resultan al erario, no deben confundirse al pensar que el rechazo del barrilito y cofrecito de que disfrutan, así como otros irritantes privilegios, se circunscribía únicamente a los peledeístas.

En medio de la pandemia del coronavirus y cuando se requiere todavía de más austeridad desconcierta que en el presupuesto para 2021 se mantengan prebendas que nada tienen que ver con la función legislativa.

De los 7,819, 105,836 millones de pesos que se consignan para el Congreso en el presupuesto del año entrante, en el capítulo contribuciones especiales figuran 461,003,491 millones para el Senado, y 230,612,789 para la Cámara de Diputados. Lejos de renunciar al infame barrilito y legislar para que el Gobierno satisfaga las necesidades de la población los senadores lo han defendido con el compromiso de administrar los recursos con la mayor pulcritud.

El Ejecutivo jamás debió consignar en el presupuesto los recursos que reciben senadores y diputados para fomentar el parasitismo. Son esos programas sociales, sin hablar de una entelequia como el Parlacen, los que convierten al Congreso Nacional no solo en uno de los más costosos de la región, sino también de los más cuestionados.

Los legisladores harían un gran aporte al sosiego y a la reputación de los partidos políticos si eliminan capítulos tan funestos como el de los fondos de asistencia social.

El Nacional

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