La verosimilitud y elevada credibilidad de las noticias televisadas, obviamente, poseen la capacidad potencial para dar profunda forma a la opinión pública del país. La verdad, con frecuencia las investigaciones han llegado a la conclusión de que, en general, los medios masivos de comunicación y los noticiarios en particular, fortalecen o refuerzan las creencias y opiniones que ya existen en los públicos globales.
La sociedad actual tiene que depender de las noticias y de los análisis que otros les dan. Esta dependencia otorga a los medios de comunicación una enorme capacidad para confirmar el pensamiento público. Es todo un mundo sorprendente ante nuestros ojos perceptores. Es, igualmente, grafismo real en la televisión contemporánea.
James B. Patterson, escritor multipremiado estadounidense, y James Howe McClure, autor, editor y periodista británico, tienen la diafanidad y coligen que la cobertura televisual reposan en lo educativo, comunicacional y desarrollan opiniones certeras de la realidad existencial, al disminuir las artificialidades experimentales, logrando que grupos heterogéneos participen y adopten estrategias conceptuales en beneficio de la sociedad más informada y consciente.
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La televisión es el medio de comunicación por excelencia. Al ser la visión, el sentido que proporciona una experiencia más directa de las cosas, la televisión da la sensación de que lo en que ella se ve es la realidad, y por esto contribuye poderosamente a formar la opinión pública.
La mayor parte de las nuevas vías de comportamiento las impone la televisión. La imagen domina sobre la reflexión y convierte en caduco todo lo que no aparece en pantalla. Parece que no es posible imaginar nuestro mundo sin televisión, el medio difusor de mensajes audiovisuales más potente hasta hoy. Los ojos reciben en pocas horas más imágenes que durante cientos de años recibieron decenas de generaciones anteriores a la nuestra.
La televisión ha favorecido el consumismo. Esa sociedad nacida en Estados Unidos de América en la década de 1920 y extendida treinta años después al resto de naciones desarrolladas, se ha visto respaldada por el auge de la televisión y la ingente cantidad de horas que una persona dedica a estar frente a la pantalla, más de tres horas diarias.
La abundancia de bienes materiales puestos por primera vez a disposición de todos los ciudadanos que concuerdan con la posibilidad de que estos elementos son favorables al sentido común y al común de los sentidos de las personas.
Cada vez más, se dedica mayor porcentaje de tiempo a la interacción con la televisión. Este porcentaje es mayor en jóvenes y adolescentes, que, en su mayoría dedican menos tiempo a la lectura. En la actualidad, la televisión es el medio de comunicación que más impacto ha conseguido en la sociedad en menos tiempo. Asimismo, este medio constituye el servicio más extendido y con mayor tasa de penetración en nuestros hogares, siendo sus principales utilidades la información, el entretenimiento y la formación.
Las innovaciones técnicas frecuentemente dan lugar a necesidades de compensación al llamado recency effect (efecto de recencia que describe la tendencia de las personas a recordar mejor los elementos más recientes de una lista o secuencia que los que aparecieron anteriormente). Este aserto es en especial aplicable a la televisión múltiple, puesto que el hombre y la mujer, son seres visuales, reaccionan de forma particularmente sensibles a los estímulos ópticos.
Al haber carecido en gran medida de estos estímulos en los sistemas tradicionales de comunicación, experimentan ahora necesidades acumuladas de compensación y, por consiguiente, el afán y la avidez de una transmisión ilustrada y expresiva de la información.
La televisión además de informar, muchas veces se convierte en la única forma de expresión de la identidad y cultura de toda una localidad. Con esto profundizamos en la realidad de la televisión permanente aludiendo a que es necesario velar para que el medio tenga proximidad con las nuevas inquietudes de la sociedad.
Al colofón, reitero, que la televisión es uno de los medios de comunicación más importantes que ha existido y esto es así debido a que gracias a su gratuidad como también a su fácil acceso permite que millones de personas de todo el mundo puedan recurrir a él inmediata y fácilmente.
La televisión es en muchos casos criticada por considerarse que ha reemplazado el interés de las personas por otras formas de comunicación que pueden requerir más tiempo, que pueden parecer más aburridas o más lentas…
Sin embargo, la televisión permanece aún hoy en día (con el gran desarrollo de internet) como un medio de comunicación mundialmente accesible y cuya importancia radica en el hecho de que permite conocer noticias, entretiene y utiliza lenguajes accesibles para miles de personas en todas partes del mundo.
Maguá Moquete Paredes
maguamoqueteparedes@gmail.com
El autor es periodista, politólogo y analista social.