Los incidentes que matizaron la inauguración por el presidente Danilo Medina de la terminal de autobuses construida en los alrededores de parque del Este eliminaron cualquier duda sobre lo polémica que ha sido la obra desde el principio hasta el final.
Por encima de las sentencias de los tribunales Superior Administrativo y Constitucional que ordenaron su paralización hasta que se completaran los estudios correspondientes, el Gobierno decidió terminar un proyecto rechazado incluso por vecinos, ecologistas y otros sectores.
Durante la inauguración no solo fue lanzada una bomba lacrimógena, que no llegó a estallar, sino que se registraron confrontaciones entre agentes policiales y manifestantes que protestaban contra la obra.
Entre los que objetaban la iniciativa que el Gobierno impuso contra viento y marea, desacatando mandatos judiciales, estaban el senador electo de la provincia Santo Domingo, Antonio Taveras Guzmán, y el alcalde de Santo Domingo Este, Manuel Jiménez. El interés del Gobierno en construir la terminal en la zona no está del todo claro.
Había muchos otros lugares pero se prefirió el entorno del parque para la polémica obra que el alcalde Jiménez dice que convertirá en un centro cultural. La importancia de la obra para mejorar y descongestionar el sistema de transporte no está en discusión.
Lo cuestionable es que se desconocieron dos sentencias para imponer un proyecto que, para colmo, no se sabe si funcionará.