Editorial Opinión

Tétrico

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Si en 2021 con un petróleo por debajo de los 80 dólares el barril, una tasa de cambio que no superó el 58 por uno y un crecimiento económico de 12.5%, la inflación cerró a 8.50, las perspectiva para este 2022 no son las más halagüeñas con todo y el optimismo expresado por las autoridades. El año ha comenzado con un hidrocarburo por encima de los 82 dólares el barril, una prima del dólar en alza y proyecciones de crecimiento de un 5.5%.

Como es más que sabido el alza del petróleo impacta en los costos de componentes tan esenciales como la gasolina, el gasoil y otros derivados.

Pero a pesar de lo brumoso que se torna el panorama, tranquiliza que por ahora el país, aunque tiene que importar el 100 por ciento del crudo que consume, no está abocado a una crisis. El Banco Central cuenta con las reservas suficientes para garantizar el abastecimiento durante varios meses.

El Gobierno, que tiene que lidiar con la pandemia sanitaria y depender en gran medida de los préstamos internacionales para financiar el presupuesto, está en una difícil coyuntura. El cuadro, sin embargo, se presenta más complejo para los consumidores, porque están expuestos a cargar con asfixiantes alzas de precios. El petróleo y los derivados inciden en el transporte y todos los componentes del aparato productivo.

Para colmo la incertidumbre se incrementa con las tensiones entre las potencias. La esperanza de que los precios bajarían se esfumó con el tímido aumento de la producción (400 mil barriles diarios) a partir de febrero a que llegaron los países productores. En 2021 el país importó alrededor de 85 millones de barriles, en tanto el consumidor tuvo que padecer los efectos de la inflación a causa del incremento del transporte marítimo y el alza de las mercancías en los mercados internacionales.

El Gobierno no podrá seguir absorbiendo alzas y ha adelantado la incapacidad para continuar subsidiando la energía. Se trata de factores sensibles para la economía, cuyo abordaje crea pánico. Si los consumidores consideran abusiva la actual tarifa eléctrica, cómo reaccionarían si se elimina la subvención para tornarla más asequible. Es un ingrediente que tiene que plantearse el Gobierno a la hora de asumir cualquier decisión.

No obstante el panorama, las autoridades y muchos especialistas consideran que pese a la amenaza del petróleo este será un buen año para la economía. Se citan el crecimiento de un 5.5% que se ha vaticinado, la eficiencia en las recaudaciones, las inversiones nacionales y extranjeras que se han anunciado y los ahorros que se obtendrían a través de la racionalización del gasto. Por supuesto, todo está por verse.

El Nacional

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