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Héctor García

La Guerra del Deporte

El veto deportivo decretado por el Comité Olímpico Internacional (COI) contra su socio ruso, agravado de manera individual para los atletas de esa nación, no es más que otra guerra’, encima de la sangrienta invasión que inició Vladimir Putin contra Ucrania.

Sin duda que la decisión de condenar, ‘sin culpabilidad’ al Comité Olímpico Ruso, sus Federaciones y a los atletas, es una medida política y me uno a quienes la catalogan como una segunda guerra.

Se equivocó medio a medio el olimpismo internacional, colocando al deporte en guerra. Esa medida pasará a la historia y sus responsables, más temprano que tarde, pagarán las consecuencias..

Somos totalmente opuestos a la guerra y la presente la condenamos y sufrimos de la misma manera que el pueblo de Ucrania.

Muchos en el universo de seguro que apoyan las criminales decisiones del líder ruso y lamentamos que a ese tipo de personas, las pongan a coincidir con la calificación, de que el deporte libra una segunda guerra.

El COI), lo que ha hecho, suspendiendo al ruso y a los atletas, es promover, una invasión a los atletas rusos, los que de seguro en su mayoría, son contrarios a la decisión de su presidente.

El equívoco de Thomas Bach y su tropa es tal, repito, que pasará a la historia con tinte negro, pues les están disparando con armas de alto calibre a sus propios hombres y mujeres.

¿No hubiera sido mejor que a través de los organismos correspondientes y con su fuerza universal, el Comité Olímpico Internacional, solicitara el rescate y el traslado a otras naciones de los atletas ruso?.

Ubicados en otros territorios se hubiera decidido su participación en todos los eventos, con banderas neutrales, la del propio Comité Olímpico o la del bien llamado Comité de Refugiados.

El olimpismo ‘ha hecho disparos mortales’ a los atletas y a sus dirigentes. Están atrapados en Rusia, quizás en contra de su voluntad e impedidos de competir.


Los cinco aros se han puesto cuadrados con la volátil decisión del COI, el cual puso en duda la neutralidad política que debe predicar el deporte.

Es imperdonable que esa equivocada decisión de condenar a atletas y dirigentes fuera la mejor opción del Comité Olímpico, quien entendió que era una buena manera para presionar al Gobierno ruso.

Es difícil, que por esa decisión, Vladimir Putin baje las armas, todo lo contrario, acrecentará, porque ahora no solo tiene por delante el objetivo que lo llevó a invadir a Ucrania, sino también ‘la guerra del
deporte.

Haciendo revisiones de actitudes del COI, en su historia, en ninguna de las guerras libradas en el mundo, sus ejecutivos se habían equivocado de una manera tan grave.

Thomas Bach y los miembros del COI se han colocado al mismo
nivel que Vladimir Putin.

En conclusión, se trata de una medida discriminatoria, la que deja las puertas abiertas para que en el momento oportuno, Rusia, no solo la proteste, sino que exija reparo.

Por: Héctor García
hectorgarciasr@gmail.com

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