Ante las restricciones provocadas por la pandemia sanitaria, la presencia en la ceremonia de juramentación del presidente electo Luis Abinader del gobernante haitiano Jovenel Moïse y del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, tiene una trascendencia extraordinaria por el peso que tienen sus respectivos países en las relaciones diplomáticas y comerciales con República Dominicana.
No solo son los principales socios comerciales, sino que conflictos e injerencias ocurridos en diferentes ocasiones han tensado las relaciones o se han prestado a confusión. Se especulará y darán distintas lecturas tanto a la presencia de Moïse como de Pompeo, pero el gesto de estar presente en la toma de posesión de Abinader merece apreciarse.
A primera vista la llegada de ambas figuras manda un mensaje de interés en fomentar y despejar cualquier mal entendido de sus gobiernos con República Dominicana. El ministro de Relaciones Exteriores anunciado por Abinader, Roberto Álvarez, ha subrayado que las relaciones a todos los niveles con Estados Unidos y Haití serán primordiales.
Tanto en reciprocidad al gesto como por cualquier otro motivo particular la realidad es que la presencia de Moïse y Pompeo cobra más relevancia por la pandemia del coronavirus, que ha limitado a su mínima expresión todas las actividades en todos los países.
En principio la correspondencia del presidente de Haití y del canciller estadounidense tiene que verse como un acto de amistad con las nuevas autoridades.
