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Tropelías de haitianos

Tropelías de haitianos

Hugo A. Ysalguez

Las agresiones de Haití y los daños causados a nuestra Patria son incontables, y no hay ningún registro de otro país que pueda superar las consecuencias terribles que han sufrido los dominicanos por la larga y penosa inmigración ilegal que sobrepasa los tres millones, traduciéndose en inmanejable por la porosidad de la línea limítrofe de la frontera, donde hay decenas de pasos que no están custodiados por las autoridades militares.

El ingeniero Francisco Osorio, un dirigente muy activo del grupo Patriotas Dominicanos, me hace llegar un ingreso escrito de Mariela Bobadilla Pichardo, cuyo texto se inicia así: “Señora Ana Belique, en su país, Haití, para ser presidente se tiene que ser haitiano de pura cepa y, además, negro, oiga usted bien… se puede ser más racista y xenófobo de ahí? No lo creo!

Los árabes o turcos, como les decimos aquí, entraron legalmente a este país, por tanto, su descendencia es dominicana, con todas las prerrogativas que eso les da, por el derecho establecido constitucionalmente, de manera que su referencia relativa al nuevo presidente electo, Luis Abinader Corona, son una frescura y un atrevimiento de su parte, además de un desconocimiento absoluto de la constitución y las leyes de su país, como también del nuestro.
De paso, esos turcos (libaneses, sirios, palestinos, etc.), vinieron y se sumaron en armonía a nuestra cultura y costumbres, nos aportaron lo mejor de la de ellos, su gastronomía; ellos y su descendencia son netamente dominicanos.

Pero mejor le refiero el ejemplo de Los Cocolos de San Pedro de Macorís y de Samaná, que no son blancos, ni mulatos, a ver si se les aclara su cerebro racista; vinieron y se sumaron a nuestra cultura, nos aportaron su folclor, sin ofender, sin querer avasallar, y se ganaron por ello el derecho de ser dominicanos. Ninguno de ellos, turcos y cocolos, nos han invadido jamás, ni han ultrajado nuestra bandera.

Ellos nunca han agredido ni macheteado a un dominicano, aman nuestra tierra y respetan con amor nuestros símbolos patrios que hicieron suyos, simple gesto de agradecimiento a esta tierra que los acogió. Igual consideración nos merecen los españoles, japoneses, chinos, italianos, franceses, que nos aportaron su gastronomía, los taiwaneses, que nos enseñaron a cultivar arroz, los judíos, que nos enseñaron a hacer quesos y embutidos, por mencionar algunos, y todos sus descendientes, que hicieron de esta tierra su patria amada.

Sus congéneres, que desde hace 10 años entran en forma desbordante, con honrosas excepciones, y sin restarle méritos a los aportes que han hecho al país, amén de que entran ilegalmente, nada nos aportan más que primitivismo, insalubridad e insubordinación a nuestras leyes, irrespetan nuestros símbolos patrios, aún los dizque educados, que se quedan sentados cuando tocan nuestro himno en los momentos de su graduación en universidades dominicanas, porque nada, nada le agradecen al país.