Aunque las cenas de Navidad y Año Nuevo tienen platos ya tradicionales que no pueden faltar en nuestra mesa, es bueno tener en cuenta que la combinación de los sabores del menú sea memorable para los comensales, y además que los alimentos que incluyamos esas noches especiales, garanticen una agradable digestión a nuestra familia e invitados.
Es muy importante en estos casos la planificación previa, nunca la improvisación ni el invento.
Hay que sentarse y pensar bien en cada plato, de modo que en conjunto, lo que se ponga a la mesa, esté en combinación perfecta.
Para tener en cuenta
Se debe estar pendiente de la edad de los comensales, ya que si hay niños, debe haber platos adecuados para ellos, al igual de si hay personas muy adultas, que mantengan dieta sana.
Si algo está claro es que el plato principal es una carne asada, ya sea de cerdo, pavo o pollo, lo que se elige a partir de ahí son los aperitivos, que si incluyen personas de edad avanzada, debe incluir vegetales, preparados de manera especial o en ricos pastelones, que pueden acompañar con las carnes menos calóricas del menú.
La clave es equilibrar
Expertos de cocina recomiendan como la clave, el equilibrio, por eso no se debe cargar la mesa de grasas ni azúcares, pero eso no quiere decir que no estén presentes. Es preparar platos variados y que se complementen.
Por ejemplo, si hay platos con grasas y calorías, se pueden además compensar con un segundo plato más ligero a base de vegetales.
Así, de igual forma, si el de entrada es liviano, el segundo puede ser un plato un poco más cargado.
Muchos recomiendan que como siempre hay bandejas de dulces en las mesas navideñas, cuidar, si se ofrece un postre, que sea ligero, o simplemente de frutas, para que no caiga tan pesado, así se garantizará una buena digestión a los que cenen y se evitarán potenciales malestares. Busca tus propias opciones y buen provecho.
