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Universidad Nebrija celebra aniversario Independencia

Universidad Nebrija celebra aniversario Independencia

La Universidad Nebrija ha querido celebrar el 179º aniversario de la Independencia Nacional de la República Dominicana. Para ello, ha acogido en su campus de Madrid-Princesa la conferencia ‘La vida ejemplar de Juan Pablo Duarte’ a cargo de Orlando Inoa. Organizada por la Embajada de la República Dominicana, el Consulado General en Madrid y el Instituto de dominicanos y dominicanas en el Exterior (INDEX), el propósito de esta clase magistral no ha sido otro que celebrar en fraternidad y promover la cultura y los valores dominicanos, del Padre de la Patria.  

El historiador quiso ensalzar la figura de quien, a pesar de no estar presente en la declaración de la Independencia Nacional sí lo estuvo en alma. “La noche del 27 de febrero de 1844, cuando Matías Ramón Mella disparó el trabucazo ante las personas congregadas en la Puerta de la Misericordia. En ese acto, Francisco del Rosario Sánchez pronunció la expresión Dios, patria y libertad, y los presentes exclamaron ¡Viva Juan Pablo Duarte!, recordando al ideólogo de la separación”. 

La directora de Desarrollo Comercial México Centro América y Caribe de Nebrija, Fernanda Rengifo Obieta, fue la responsable de dar la bienvenida al conferenciante y a las personalidades dominicanas que le acompañaron en su clase magistral. Entre las que se encontraban Ramón A. Burgos, ministro consejero de la República Dominicana ante el Reino de España; Miguel Ángel Vásquez Peña, cónsul general de la República Dominicana en Madrid y Jeannette Alfau, presidenta del Instituto Duartiano filial Madrid. 

Todos coincidieron en describir a Juan Pablo Duarte como el dominicano más ilustre. “Ningún esfuerzo será suficiente para proyectar su la figura. Duarte siempre suma. Es ahora más que nunca cuando tiene que estar presente nuestro compromiso con la madre patria. Juan Pablo Duarte nos regaló la patria a costa de su salud y su vida. Incluso sufrió el destierro por sus ideales”, destacó Miguel Ángel Peña. Antes de comenzar la conferencia, Jeannette Alfau leyó emocionada un fragmento de la biografía de Duarte. 

Orlando Inoa comenzó su disertación recordando que Juan Pablo Duarte “es para la República Dominicana, lo que fue y es José Martí para Cuba”. Historiador de profesión, su pasión por la figura de Duarte nació dando clases. “Estaba recopilando notas para mis estudiantes y cuando estaba redactando la historia de la Independencia en tres cuartas partes de una página ya había agotado todo lo que sabía de Juan Pablo Duarte y vi que esto no podía ser posible. De manera que me dediqué con ahínco a estudiar su figura. Tanto es así que terminé escribiendo una biografía que me ha dado muchas satisfacciones”, desveló el maestro. 

Desde entonces, Orlando Inoa no ha escatimado esfuerzos en dar relevancia a su figura. “Tengo una convicción, nadie quiere lo que no conoce”, subrayó. “Si de alguna manera debemos venerar a Duarte es conociéndolo”.  

El historiador realizó un exhaustivo recorrido de la figura del padre de la República Dominicana desde su nacimiento un 26 de enero de 1813 hasta su fallecimiento en Caracas el 16 de julio de 1876.  

Nacido en el seno de una familia trabajadora, su padre era de Jerez y su madre una dominicana nacida en la colonia española. Este criollo americano de raza mezclada fue un autodidacta, lector veloz y poliglota. Pocos saben que su amor por el idioma le llevó a inventar un término: Orcopolita, que significa ciudadano del infierno. Duarte dominaba a la perfección los idiomas inglés, alemán, francés, portugués, catalán y latín. 

Fundador de la sociedad La Trinitaria y principal ideólogo de la Independencia, dos veces vio Juan Pablo Duarte triunfar la causa por la que luchó toda su vida. Una en 1844, cuando el país logró la independencia de Haití, y la segunda en 1865, cuando, tras la anexión española, se restauró la República Dominicana. 

“Lamentablemente, Duarte fue un desconocido para el conjunto de la sociedad dominicana”, señala el historiador. “Varios factores influyeron en ello. Su ausencia en la Puerta de la Misericordia durante la declaración de la independencia el 27 de febrero de 1844; su exilio de 20 años, entre 1844 y 1864; y su casi nula presencia durante la guerra de la Restauración. Cuando la paz llegó a República Dominicana en el año 1874, Duarte era ya un gran olvidado”, señaló Inoa en la conferencia. 

El ideólogo de la independencia también dejó como legado su capacidad de gestionar con ética, transparencia y pulcritud el dinero público. Cuando en abril de 1844 fue enviado por la Junta Gubernativa a la región sur al frente de unas tropas para repeler al ejército haitiano, le entregaron 1,000 pesos fuertes para cubrir los gastos. Cuando Duarte regresó a Santo Domingo detalló por escrito cada centavo que gastó y devolvió al Tesoro de la República el dinero no utilizado: 827 pesos. 

“Duarte sacrificó su patrimonio y el de su familia por la independencia de la república consciente de que la república “somos nosotros y lo que nos une como nación”. Ya lo dijo Borges cien años después. “Nadie es patria. Todos lo somos”. 

El Nacional

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