MADRID. (elmundo.es). Nathan Crawford es un niño de nueve años que, por culpa del tumor cerebral que padece -llamado glioma- se encuentra en riesgo de quedarse estéril, ya que la quimioterapia y radioterapia a la que debe someterse para curarse son bastante agresivas.
De esta forma, y con la idea de que pueda tener hijos en el futuro, su equipo del Hospital John Radcliffe de Oxford, ha pensado que una buena opción para un caso como el suyo podría ser preservar parte de su tejido testicular, que contiene células espermáticas inmaduras, y que le será reimplantado cuando Nathan sea adolescente y ya pueda fabricar espermatozoides.
Aunque es pionera, la técnica a la que este pequeño inglés se ha sometido no es desconocida en España. En el Hospital Universitario La Fe de Valencia la realizan desde enero de este año.
Mara Andrés trabaja en el centro valenciano como oncóloga pediátrica dentro del programa de preservación de fertilidad. Esta experta explica a El Mundo que los niños que, como Nathan, estarían en «alto riesgo» de infertilidad por su tratamiento oncológico serían «alrededor del 25%, aunque el dato es una correlación de las estimaciones que tenemos de los adultos».
Primero se hizo en niñas
Dentro de ese porcentaje, todos podrían beneficiarse de esta técnica que, desde enero, están realizando también en la Fe de Valencia. Tal y como explica Andrés, «en el año 2008 empezamos un proyecto en niñas que consistía en preservar su tejido ovárico para que, en un futuro, pudieran tener descendencia». Hasta el momento, han tratado por esta vía a 55 niñas de distintas edades, siendo la más pequeña de solo dos años.
Posteriormente, y con 60 recién nacidos vivos en todo el mundo gracias a esta técnica, empezaron a hacer lo mismo en niños, aunque, por el momento, sólo han tenido un candidato que pudiera someterse a esta preservación de tejido testicular: un paciente de nueve años que tenía un sarcoma de huesos.
Hasta ahora, no tenían alternativa
La técnica consiste en seleccionar a los pacientes de más riesgo, «y antes de que empiecen el tratamiento, coger un fragmento de su tejido testicular para que, el día de mañana, se le pueda reimplantar, o que en el laboratorio se puedan conseguir espermatozoides maduros con los que posteriormente, mediante técnicas de reproducción asistida, pueda tener hijos biológicos», cuenta Andrés.
Hasta ahora, a este grupo de pacientes masculinos, «no había nada que ofrecerles», explica Andrés. Si eran adolescentes de entre 13 o 14 años, la opción de preservar su fertilidad es mucho más fácil, ya que su alternativa natural sería hacerse una criopreservación de semen. «Sin embargo, los pacientes más pequeños no pueden emitir una muestra de semen», y por eso se ha puesto en marcha este proceso.
Ningún recién nacido vivo por esta técnica
No obstante, y a diferencia de lo que ocurre con las niñas, todavía no existe ningún recién nacido vivo que haya venido al mundo gracias a la preservación de tejido testicular, no sólo porque estos niños no han llegado todavía a la edad reproductiva, sino porque esta técnica se encuentra todavía en investigación. «La preservación de tejido ovárico está pasando ahora de la fase de investigación a la práctica clínica, pero la de tejido testicular está menos avanzada», señala Andrés.
Por tanto, todavía no se puede saber la posibilidad de éxito de esta técnica, como tampoco se supo en su día la de su equivalente en niñas. Ahora mismo, dice Andrés, «alrededor del 30% de las mujeres a las que se les ha reimplantado su tejido ovárico han dado a luz hijos vivos».
«A pesar de las dudas y de que no podemos garantizar nada, a los que tienen un alto riesgo les planteamos esta opción, esperando que, cuando vayan a necesitar este tejido dentro de 15 años, la técnica esté más avanzada», explica Andrés.
No obstante, esta experta recalca que «no hay que alarmar a la gente con este tema, ya que no es un problema de todos los niños oncológicos. A ese 25% que tiene un alto riesgo de infertilidad hay que buscarle una alternativa, pero la gran mayoría no va a tener ese problema».