Opinión Articulistas

Veto nacional

Veto nacional

Manuel Fermín

En la sociedad dominicana -incluida la diáspora- va creciendo un germen de conciencia colectiva que camina, y que terminará convirtiéndose en veto nacional. Hay un reclamo contra la corrupción y la suciedad política que ha venido provocando un profundo malestar, un murmullo generalizado con una expresión: “salgamos de esto”, y que se amplifica en aversión o repugnancia.

El relevo oficialista no inspira confianza, no está en consonancia con la sociedad, y el propio Presidente no se atreve a relevarlos: no sintonizarían con nadie porque su atractivo es la posición que ocupan. Son unos engreídos y vanidosos que están gozando del poder.

Parecen clones serviciales y, peor aún, no hay garantía de que lo que vendría de ellos sea mejor que lo que hay o hubo. Pero sí existe la certeza de que los pueblos no pueden vivir sin esperanza. Ya no representan la esperanza, y para “rematar el toro” dice la oposición política que “hemos retrocedido diez años”.

En todo este baile continuo, de hecho, lo único que buscan es hacer propaganda de lo poco que hacen, y desde luego, atraer los medios y, entonces, toman protagonismo.

E incluso, se ordenan encuestas a la medida para parecer, es decir, una ofensiva perfectamente diseñada. Sin embargo, a pesar de que el Presidente ve, oye, preside, se desplaza por todos lados con su esquema de gobierno coloquial, esto no le inspira desconfianza y a veces utiliza la herramienta poderosa del decreto cuando se hace inocultable, eso sí, las consecuencias son tímidas o inexistentes.

Que conste, todo este sentimiento adverso no proviene del intento de manipulación de un grupo minoritario ni extremista.

Es espontaneidad y rabia a la vez que ha ido derramándose entre la población para no permitir siete años en esta situación que terminará convirtiendo el futuro próximo en naufragio. La gente está alerta, las redes y otros medios siguen trazando líneas de opinión dirigidos a evitar cobijar conductas oficiales que niegan la evidencia de acciones repudiables, por muy bien disfrazadas que se presenten.