Al menos 17 personas de veintidós que zarparon el jueves a bordo de una yola desde Río San Juan con destino a Puerto Rico, siguen desaparecidas, cuatro sobrevivieron y el cadáver de otro náufrago fue rescatado por pescadores en alta mar.
Se agrega otra historia de tragedia al libro sobre travesías en quebradizas barcazas por el mar Caribe que emprenden buscadores de utopías que creen encontrarán en Estados Unidos, con escala en Borinquen, sin entender que es alto el riesgo de que el océano engulla sus fantasías.
Esos viajeros no tomaron en cuenta que el huracán Fiona, al igual que en República Dominicana, causó graves destrozos en la llamada Isla del Encanto, o quizás creyeron que esa sería la mejor oportunidad para poder alcanzar lo que sería el primer tramo hacia la quimera del “sueño americano”.
La primera persona reportada como ahogada era el propietario de un colmado, pero igual que los demás involucrados en esa tragedia, padecía de desesperanza, la misma que agobiaba a tres amigos que laboraban en un taller de mecánica, de los cuales sólo Fausto Junior Fania pudo alcanzar a nado las costas de Nagua.
Río San Juan, Nagua y Cabrera son comunidades con notable producción agrícola, especialmente arroz, coco, cacao y frutos menores, así como un ascendente polo turístico e inmobiliario, pero el desaliento obnubiló el presente de esas personas que prefirieron emigrar con sus sueños.
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Frecuentes son las tragedias de gente que muere ahogada en intento por arribar en yolas a Puerto Rico, pero los que mercadean venduteros de ilusiones son los pocos casos en los cuales viajeros han llegado a salvo a su destino sin ser apresados y devueltos por autoridades boricuas.
Corresponde a las autoridades continuar la búsqueda de posibles sobrevivientes de la más reciente tragedia de viajes en yola, que vuelve a enlutar a Río San Juan y a comunidades vecinas, donde muchas familias ruegan por la vida de 17 desaparecidos al zozobrar una embarcación repleta de ilusiones fallidas.
Gobierno y sociedad tendrán que aunar esfuerzos para que el crecimiento económico, del que tanto se habla, se transforme en desarrollo social para beneficio de una población que clama derecho al trabajo digno, salud, educación, vivienda, transporte, seguridad ciudadana, garantía de sana justicia y de oportuna aplicación de la ley. A partir de ahí, disminuirán los viajes en yola.
