Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español

II parte

Plasmada en numerosos ensayos, su ideología ejerció una gran influencia en diversas generaciones de intelectuales.

Hijo del periodista José Ortega Munilla, cursó sus estudios secundarios en el colegio de Miraflores del Palo (Málaga) y los universitarios en Deusto y Madrid, en cuya universidad se graduó en Filosofía y Letras. Entre 1905 y 1908 completó sus estudios en Leipzig, Berlín y Marburgo, donde asistió a los cursos del neokantiano Hermann Cohen.

Fue instructor de metafísica de la Universidad de Madrid entre 1910 y 1936. En 1916 fue designado académico de la de Ciencias Morales y Políticas. Fundó la Revista de Occidente (1923-1936), la publicación intelectual más abierta al pensamiento del siglo XX español. Anexa a ella funcionó una editorial que constituiría la más selecta modernidad intelectual de su época.

Elegido diputado al proclamarse la República, fundó con Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala la Agrupación al Servicio de la misma. A partir de 1936 vivió en Francia, Holanda, Argentina y Portugal. Volvió a España en 1945 y residió en Madrid. En 1948 fundó con su discípulo, el prestigioso Julián Marías, el Instituto de Humanidades.

Maestro de varias promociones de jóvenes intelectuales, no sólo fue un radiante divulgador de ideas, sino que elaboró un discurso filosófico de gran originalidad.

Gran parte de su actividad se encauzó a través del periodismo, un mundo que se adecuaba cabalmente a la esencia de sus tesis y a sus propósitos de animar la vida cultural del país. Además de colaborar en una extensa nómina de publicaciones, fundó el diario El Sol (1917), la revista España (1915) y la Revista de Occidente (1923).

Su obra no establece una doctrina sistematizada sino un programa abierto del que son buena muestra los 8 volúmenes de El espectador (1916-1935), donde volcó agudos comentarios sobre los asuntos más heterogéneos.

No obstante, como denominador común de su pensamiento puede señalarse el perspectivismo, según el cual las distintas concepciones del mundo dependen del punto de vista y las circunstancias de los individuos. Para él, la verdad nace de la amalgama de visiones parciales en la que es esencial el constante diálogo entre el hombre y la vida que se manifiesta a su alrededor.

El núcleo del ideario orteguiano se encuentra en obras como España invertebrada (1921), El tema de nuestro tiempo (1923), La rebelión de las masas (1930), Ideas y creencias (1940), Historia como sistema (1940) y ¿Qué es filosofía? (1958). Las cuestiones de estética y crítica en Meditaciones del Quijote (1914), Ideas sobre la novela (1925), La deshumanización del arte (1925), Goethe desde dentro (1932), Papeles sobre Velázquez y Goya (1950) e Idea del teatro (1958).

Afrontó los asuntos políticos en Vieja y nueva política (1914), La decadencia nacional (1930), Misión de la universidad (1930) o Rectificación de la República (1931). Su estilo posee una brillantez narrativa en la que reside una de las claves del éxito y difusión de sus libros.

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