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Voces y ecos

Voces y ecos

Rafael Peralta Romero

El drama haitiano

Lo que a continuación aparece es un extracto de un amplio y juicioso artículo titulado “La posición de Abinader ante el drama haitiano”, escrito por el veterano periodista Luis González Fabra, cuyo contenido comparto:
La posición adoptada por el presidente Abinader frente a Haití es la de un estadista atento a la seguridad de su pueblo y a la soberanía de la nación.

La situación de Haití en estos momentos es calamitosa: escasez de alimentos, escasez de combustible, bandas armadas dominando amplios sectores de la capital, Puerto Príncipe, y zonas aledañas. El caos predomina. La autoridad no tiene el control del país, ni hay institución que funcione. Ante este panorama tan poco atrayente, se alza la voz de nuestro Presidente en la tribuna de las Naciones Unidas y clama porque la comunidad de naciones vaya en auxilio de Haití.

La respuesta a este dramático llamado del Presidente dominicano la hace un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos al afirmar que la comunidad internacional no va a intervenir en ninguna forma en Haití y que corresponde a ese país resolver su problema de seguridad.

Ante esa respuesta profundamente peligrosa y llena de sospechas, el gobernante dominicano, que no es tonto ni quiere que lo agarren asando batatas, ha respondido disponiendo medidas migratorias adicionales a las existentes y enviando fuerzas de elite de las Fuerzas Armadas a vigilar los puestos claves de la línea fronteriza para evitar infiltraciones que podrían poner en peligro nuestra seguridad.

Cuando el colapso total de Haití ocurra, quizás en unas cuantas semanas o menos, nuestro país tiene que estar preparado para enfrentar un posible desbordamiento poblacional de nativos haitianos hacia los pueblos fronterizos, lo que, a mi juicio, está siendo alentado por la llamada “comunidad internacional” para que se produzca una masacre fatal y ellos, entonces, entrar como pacificadores y presentar la unificación de la isla como la solución al drama humano provocado por ellos mismos. Crearían centros de acogida de refugiados haitianos en la frontera para ser mantenidos con recursos que esos países aportarían mientras dure el periodo de integración a nuestro país.

Lo que procede no es invadir nuestro país para unificar la isla, lo procedente es la creación de un fideicomiso a treinta o cuarenta años en que el participen varios países y lo administre las Naciones Unidas, desarrollando un plan que refunde la nación haitiana sobre las bases de la educación y el trabajo.

Los que están inventando con la unificación haría bien desechar esa idea y colocarla en la isla del olvido. En esta, no pasará.