Opinión

Vulgaridad

Vulgaridad

Militantes del Frente de Lucha Popular (Falpo) embarraron con excremento humano que lanzaron ayer sobre el edificio de la Suprema Corte de Justicia para pretender dejar sentado que el Poder Judicial es una inmundicia, acción vandálica que la sociedad repudia y que requiere de sanción penal.

De todas las acciones posibles de protesta pacífica ante supuestas o reales falencias del Orden Judicial, el Falpo escogió la más repugnante y aviesa, que desnuda la baja estofa de quienes la planificaron y la perpetraron.

Los ingeniosos recolectores de materia fecal también embadurnaron el lienzo de la bandera nacional que ondeaba en un pedestal en la parte frontal de la sede del más alto tribunal de la nación, lo que no se puede justificar como un accidente, sino como una afrenta.

Ese grupo y sus mentores carecen de capacidad para convocar una manifestación de protesta contra el desempeño de los jueces y fiscales, por lo que hicieron lo que mejor saben hacer, que al parecer es bregar con excremento.

La Constitución permite y alienta a ciudadanos y organizaciones ejercer el derecho a la protesta mediante concentraciones, marchas, vigilias o cualquier otra iniciativa de carácter pacífico, por lo que lanzar excremento contra un edificio se reputa como un acto vulgar, propio de antisociales.

El Día del Poder Judicial, que se conmemoró ayer, pudo ser propicio para que instituciones y personas físicas expresaran su desagrado o repudio por el desempeño de la justicia, como también les asiste derecho a los jueces a defender sus actuaciones. La democracia no se mezcla con materia fecal.

Dirigentes del Falpo advierten que convocarán a “una huelga general” en reclamo de que los infractores sean liberados de inmediato. ¿A ese tipo de justicia es a la que se aspira al recolectar y lanzar excremento contra un edificio público y la bandera?.

Esa acción bochornosa y vulgar merece el repudio colectivo, así como la correspondiente sanción penal, porque nada ni nadie debe estar por encima de la ley y la justicia, aun aquellos que consideran el Orden Judicial como sus propias heces.

El Nacional

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