Ha visto esa flor tan bonita, que además sabe volar? No es una flor. ¡Es una mariposa! Hace unos meses, la mariposa era todavía una oruga, un extraño y pequeño animal cubierto de pelos. Para evitar congelarse, la oruga se transformó en crisálida y pasó todo el invierno colgada de la rama de un árbol.
Ahora que ha vuelto el buen tiempo, la mariposa se ha decidido a despegar sus alas y salir de su envoltura.
¿Ves cómo se alimenta con el néctar de las flores? Además, la mamá mariposa aprovechará la ocasión para poner sus huevos entre las hojas de las ortigas.
Sus huevos se transformarán en orugas, luego en crisálidas y de nuevo en mariposa.
¿Y si fuéramos a cazar mariposas? Para ello necesitas una red sujeta a un palo y un frasco de boca ancha, que cubrirás con una tapa perforada con varios agujeros.
Acércate lentamente a una flor sobre la que se haya posado una mariposa y ¡Se ha escapado! Es que es muy difícil.
La mariposa es muy arisca. Si a pesar de todo llegas a capturarla, contempla sus magníficas alas. Pero ¡cuidado! No las toques.
Se quedarían sin el polvo que les permite volar. Además, debe soltarlas lo antes posible, porque necesitan libertad y espacio para vivir.
El Nacional
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